Mary Donaldson: glamour, simpatía y trabajo duro
A. MARTÍNEZ MART
No es una estrella de Hollywood, pero a más de uno así se lo parece: guapa, alta, delgada, elegante, distinguida… El diccionario se les queda corto a los daneses cuando se trata de describir a la australiana Mary Donaldson, Heredera consorte del trono danés, que ... se ha ganado su simpatía a base de glamour, sonrisas, proyectos humanitarios y trabajo duro.
Su exótica procedencia (Tasmania, Australia), que al principio parecía ser un obstáculo, pronto se convirtió en una razón más para sucumbir ante su innegable atractivo. Pero lo que más le ha acercado a la sociedad danesa ha sido su disposición para convertirse en ciudadana de pleno derecho: en un tiempo récord, aprendió la lengua que tantos sudores le ha costado a su suegro, el príncipe Henrik, y que ahora habla con absoluta fluidez y sin apenas acento.
«Mary combina a la perfección el glamour que le aporta su gusto por la moda con su preocupación por causas sociales», asegura el historiador danés Lars Hovbakke Soerensen. «Además, tiene una magnífica relación con otras Herederas de la realeza europa. Da casi la sensación de que ella nació siendo una royal más», añade la periodista Helle Bygum.
Su historia de amor con el Príncipe Federico, un moderno cuento de hadas, todavía fascina a los daneses. Para muchos, Federico y Mary son el modelo de monarcas del siglo XXI: se prodigan gestos de cariño en público, llevan a sus hijos a una escuela estatal, comparten responsabilidades institucionales… «Y, sin embargo, son capaces de mantener ese halo de magia y cuento que tiene la monarquía y que es tan importante», señala Bygum. «Además, Federico está feliz y relajado desde que tiene a Mary a su lado. ¿Qué mejor garantía para el futuro de nuestra monarquía?».
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