La muerte de Rocío Jurado, el principio del fin para su familia

El último esfuerzo de Rocío Jurado fue juntar a toda su familia alrededor, para estar acompañada cuando llegase el momento. Han pasado doce años desde su muerte, y los escándalos, los enfrentamientos y las polémicas han roto la familia que ella tanto quería.

Sin duda, los momentos más duros los ha vivido José Ortega Cano . No fue fácil para el torero asumir la muerte de su esposa, pero lo peor estaba por llegar. El 28 de mayo de 2011, el viudo de la cantante provocó un accidente de coche que terminó con la vida del otro conductor, Carlos Parra . El diestro fue condenado a dos años y medio de cárcel por un delito de homicidio imprudente y conducción temeraria bajo los efectos del alcohol, pena que cumplió en la cárcel de Zuera (Zaragoza). A su estancia en el centro penitenciario se unió además otra condena: la de no poder ayudar a su hijo, José Fernando , en sus horas más bajos.

El hijo de José Ortega Cano y Rocío Jurado fue siempre el problemático. El que tenía que cambiar de colegio. El de los problemas de comportamiento. Una actitud que empeoró al cumplir los 18 años y recibir su parte de la herencia materna.

A principios de abril de 2014, fue condenado a un año y nueve meses de prisión por robar y agredir a un joven a la salida de un club de alterne en Castilleja de la Cuesta (Sevilla). Los medios de comunicación retransmitieron en directo sus problemas con las drogas y su familia decidió ingresarle en un centro de desintoxicación en Barcelona. Ni dos meses duró en tratamiento, en Semana Santa escapó de la clínica para volver a Sevilla y frecuentar las malas compañías. Su tío, Pepe 'El Marismeño' , se hizo cargo del joven para sacarle del mundo de las drogas.

En los últimos años, el apoyo de su padre y especialmente de su hermana, Gloria Camila , ha sido fundamental para José Fernando. Sigue en tratamiento para desintoxicarse y desde finales de 2017 tiene un motivo más para seguir adelante: el nacimiento de su hija María del Rocío , fruto de una relación plagada de denuncias y órdenes de alejamiento con una joven sevillana llamada Michu .

Si José Fernando es la cruz, su hermana podría ser la cara. Gloria Camila apenas ha protagonizado altercados -más allá de una pelea con una joven al poco de entrar su padre en prisión- y se ha convertido en la cara amable del clan Jurado . Su participación en « Supervivientes » terminó por ser el mejor escaparate para la joven, quien demostró ser una persona dulce con mucha garra.

Gloria Camila no tiene -ni quiere- problemas con nadie. Salvo con su hermana, Rocío Carrasco . En más de una ocasión, a criticado públicamente a la primogénita de Rocío Jurado, especialmente en todo lo relacionado con el legado de la artista. «El museo de mi madre en Chipiona no se abre porque a ella no le da la gana y porque económicamente no le interesa», aseguró la joven ante una de las mayores guerras de la familia Mohedano: dar vida a un centro para homenajear a la cantante.

Y es que en los últimos años, Rocío Carrasco ha dejado patente que con su familia materna no tiene relación alguna. Ninguno acudió a su boda con Fidel Albiac , celebrada hace un par de años. Tampoco sus hijos, Rocío y David , fruto de su matrimonio con Antonio David Flores . Los jóvenes viven con su padre y han hecho piña con sus tíos y primos. De hecho, Gloria Camila ha defendido a su prima en más de una ocasión y han demostrado estar de lo más unidas frente a Rociíto.

Así las cosas, Rocío Carraso ha buscado una nueva familia y un nuevo hogar. Y lo ha encontrado gracias al clan Campos, convirtiéndose en la tercera hija de María Teresa Campos . De hecho, la presentadora y sus dos hijas, Terelu Campos y Carmen Borrego , fueron los mejores apoyos de la hija de la cantante y el boxeador en su segunda boda .

Jamás hubiera imaginado la de Chipiona que serían su hermano y su cuñada, Amador Mohedano y Rosa Benito , los protagonistas de uno de los divorcios más mediáticos de la televisión española.

Tras 36 años de matrimonio, la pareja decidió poner fin a su relación. Pasaron de comerse a besos en la isla de «Supervivientes», programa en el que Rosa se alzó con la victoria en 2011, a fundir sus alianzas en directo en el plató de «Sálvame», donde ambos contaron sus miserias, sus problemas matrimoniales y sus problemas económicos.