La casa de las maravillas de «hermanísima» de Jackie Kennedy

«Me gusta crear espacios tradicionales en esencia, a los que siempre les añado algún toque raro y por supuesto, delicioso», explicaba Lee, que fue autodidacta y que únicamente colaboró profesionalmente como interiorista por un corto espacio de tiempo con el mítico Renzo Mongiardino . Sus casas pronto llenaron las portadas de «Elle Decor», «Architectural Digest» o Vogue, ya que tenía mejor ojo para la decoración que muchos profesionales del sector.

Enigmática, divertida, con carácter y voz fuertes, Lee fue una de las mujeres más fotografiadas de su tiempo, al igual que lo fueron sus diferentes residencias. «The Collection of Lee Bouvier Radziwill» presenta la mayor parte de las piezas del gran apartamento de Manhattan de la musa de Warhol y Truman Capote . Su comedor del siglo XIX, algunos accesorios de mesa, sillones antiguos tapizados en Rubelli, sofás, mesas de apoyo y algunas piezas de arte, al que era muy aficionada, saldrán a subasta.

Lee hablaba francés e italiano además de inglés, viajó mucho y escogió con tino sus piezas. Su época con el príncipe Stanislaw Albrecht Radziwill (1914-1976) fue especialmente productiva en cuanto a compras y decoraciones. El príncipe polaco-lituano adoraba lo recargado, lo bizantino y lo cálido, una sinfonía que Lee, mucho más austera, supo tocar con tino. Su residencia en el 4 de Buckingham Place de Londres fue a menudo fotografiada, con paredes enteladas en tejidos bizantinos y con profusión de colores y ornamento.

Pero el estilo de la pequeña de las Bouvier era más bien un «all American chic», elegante pero discreto. Lee había aconsejado a su hermana Jackie durante y después de su época en la Casa Blanca, tanto en temas de decoración como de moda, siempre con gran acierto. Su casa en Oxfordshire, la de los Hamptons y su piso de París también fueron en su día fotografiados y visitados por amigos como Mick Jagger y Bianca , Armani , Nureyev , Robert Kennedy o Andy Warhol .

El piso de Nueva York de Lee Bouvier, fue decorado por Mongiardino con terciopelos, muebles en laca negra, marcos dorados, cortinas verdes y maravillosas alfombras Bessarabian. Cuando se cambió a un espacio de menor tamaño tras su divorcio de Radziwill, Lee llevó consigo todas sus compras, menos -claro está- los maravillosos suelos pintados y los frescos de las paredes. Las obras de Warhol y de Francis Bacon dominaban lo espacios.

«Me espanta esa idea tan norteamericana de desechar todo y empezar de cero cada equis años. Odio hacer tabla rasa», solía decir Lee, sobre todo en referencia a sus obras de arte y objetos decorativos. El sentido del estilo de la menos conocida de las Bouvier fue sobresaliente. «Se convirtió en una especialista en cuanto a sofisticación y conocimiento, representando para los demás el epítome de la elegancia y el glamour», ha declarado el presidente de Christie’s América, Marc Porter .