Viaje en el tiempo con los neandertales de Pinilla del Valle

A comienzos de año, un grupo de investigadores que participan en el proyecto, liderados por los doctores Enrique Baquedano, Juan Luis Arsuaga y Alfredo Pérez González, publicó en la revista 'Nature Human Behaviour' el resultado de su estudio: un santuario de caza que demuestra esa capacidad simbólica que, generalmente, se había atribuido únicamente al 'homo sapiens'. Los yacimientos arqueopaleontológicos del Calvero de la Higuera fueron los protagonistas de este hallazgo, donde, el miércoles comenzó la XXII campaña de excavaciones.

Durante un mes, hasta el 15 de septiembre, arqueólogos, paleontólogos, geólogos, restauradores y topógrafos trabajan en cuatro yacimientos para profundizar en la economía del 'homo neanderthalensis'. Vestidos con una camiseta que lleva serigrafiada la portada de la revista dedicada al Valle de los Neandertales, varios voluntarios buscan sedimentos, piezas o restos fósiles; hasta «el último gramo de arena» se recupera para reconstruir la cultura de estas poblaciones humanas.

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Judith de Jorge

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Enrique Baquedano es director del Museo Arqueólogo y Paleontólogo de la Comunidad de Madrid y está al mando de los trabajos en Pinilla del Valle, donde, según explica, «encontramos tres tipos diferentes de yacimientos». Uno de ellos ha recibido el nombre de Cueva Des-Cubierta, bautizada así porque se descubrió en 2009 «después de perseguirla como locos» y, además, porque no tiene cubierta. «Es uno de los yacimientos más interesantes porque ha cambiado el paradigma, no solo sobre el comportamiento y las capacidades intelectuales de los neandertales, sino también sobre la mirada general que tenemos hacia la evolución humana», aclara el científico.

En la cueva donde ahora excava el equipo de profesionales, conocida también como la Monumental, en origen se encontraron cuernos en superficie que parecían transportados allí por los buitres. «Excavando 10 centímetros, descubrimos un molar de una especie de rinoceronte que se extinguió hace 40.000 años, eso quiere decir que todo lo que hay por debajo es más antiguo».

El componente suerte hizo que, a raíz de aquel primer molar, se diera con el hallazgo del santuario de caza, «que ha tenido una repercusión mundial», asegura Baquedano, por la relevancia que tienen los ritos en la capacidad cognitiva: «Ahora, ese podio de la sapiencia hay que compartirlo con los neandertales».

En Cueva Des-Cubierta, estos homininos no consumían la carne de los animales que cazaban, tampoco vivían en ella. Allí depositaban, durante generaciones, la parte del cráneo con los cuernos después de devorar al animal. Eran bisontes, uros, ciervos y rinocerontes, y empleaban como soporte grandes yunques externos a la cavidad sobre los que posaban sus trofeos. «Los implica esto es que había una actividad de naturaleza ritual; es decir, no existía un carácter económico», explica Baquedano, que ve en este comportamiento «una capacidad para transmitir los conocimientos», pero también para demostrar su poder y su «liderazgo social».

El pariente más cercano conocido de los humanos llegó al Valle Alto del río Lozoya, se cree, hace 300.000 años. Se trata de un lugar recóndito, con cuevas y abrigos donde tenían «condiciones de temperatura realmente extraordinarias». El lugar era frecuentado también por grandes manadas de herbívoros y disponían de leña fresca para mantener los hogares. «Tenían todo los que necesitaban para una vida relativamente cómoda», asegura el codirector del proyecto.

Los neandertales se instalaban en campamentos de caza, donde vivían y hacían las actividades propias de su vida cotidiana. «En estos lugares consumían la carne, criaban a sus niños, trabajaban las pieles... Todo una serie de actividades en torno a grandes hogares», explica Baquedano.

El Abrigo de Navalmaíllo conserva los restos de las labores que realizaron aprovechando el abrigo de la roca. En este antiguo campamento, decenas de profesionales excavan la roca, pincel en mano, para recuperar todo la información contenida en los sedimentos. «Principalmente son restos de las herramientas que hacían y del proceso de tallarlas», como lascas que utilizaban como cuchillos, raederas para el trabajo de las pieles o puntas para cazar. «En general, son herramientas bastante polivalentes, generalmente talladas con cuarzo», detalla el científico, en una visita guiada con motivo del comienzo de los trabajos en el Calvero de la Higuera.

La labor a destajo de los arqueólogos, paleontólogos, geólogos y graduados en otras disciplinas de casi todas las universidades del país confronta con la delicadeza con la que deben picar la piedra, con palillo de bambú o de naranjo, para no marcan los fósiles que pudieran encontrar en el camino, ya sean de homínidos o de animales como hienas. Precisamente, los cubiles de hienas, como la Cueva de la Buena Pinta, es otro de los tres tipos de yacimientos mencionados (junto con los campamentos de caza y la Cueva Des-Cubierta).

Además, los investigadores han descubierto un enterramiento neandertal infantil que es único en la Península Ibérica. «Un esqueleto infantil se conserva por razones medioambientales infinitamente menos que uno adulto. Las partes que más aguantas son siempre los dientes y la mandíbula», destaca Baquedano. Incluso esos restos no resisten tantos años, «así que os podéis imaginar los verdaderamente milagroso que es».

Pero no solo neandertales pasaron por este paraje hace miles y miles de años. En la Cueva Chica, de muy pequeñas dimensiones, se han localizado restos que indicarían la presencia de individuos sapiens durante el Paleolítico Superior. Las muestras se han mandado para su datación por carbono 14, pero todo parece indicar a una partida de caza con dos o tres miembros se refugió allí pocos días.

El viaje en el tiempo por la historia de esta especie extinta hace decenas de miles de años será más sencillo cuando, a principios de 2025, abra sus puertas el Museo de los Neandertales. Así lo ha confirmado el director del Museo Arqueólogo y Paleontólogo de la Comunidad de Madrid.

La mitad de las instalaciones está ya en funcionamiento para almacenamiento, clasificación y estudio de piezas arqueológicas y paleontológicas. Para la parte expositiva, que permitirá conocer cómo y dónde vivieron, y los animales con los que compartieron hábitat, habrá que esperar unos meses más. Hasta entonces, el Valle de los Neandertales, declarado Bien de Interés Cultural, está abierto para visitas guiadas, con excepción de este mes en el que se realizan los trabajos de excavación.