CURIOSIDADES DE MADRID
Las estatuas de reyes a caballo que resucitan en Madrid la grandeza de España
La escultura ubicada en Sol se moverá cuando se remodele la plaza; cada una esconde una curiosidad histórica
1
Carlos III, rey de la Puerta del Sol
Situamos la estatua ecuestre de Carlos III como la primera de la lista por la actualidad que despierta. La escultura de «El mejor alcalde de Madrid» podría reubicarse dentro de la Puerta del Sol por el plan de reordenación del Ayuntamiento de Madrid.
Aunque no es la única estatua en honor al monarca (tiene dos más, una en los Jardines de Sabatini y otra en el Jardín Botánico), sí es la más conocida, acaso por su céntrica ubicación. El grabado que la acompaña, restaurado recientemente, cuenta con 2000 caracteres en letra romana que, escritos por el catedrático de Historia de Arquitectura Carlos Sambricio, requiere dar vueltas alrededor del monumento para poder leerlo completo.
El escrito es el siguiente: «Hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio. Nació en Madrid en 1716. Casado con doña María Amalia de Sajonia, fue duque de Parma, Piacenza y Toscana y rey de Nápoles, sucedió a su hermanastro Fernando VI en el Trono de España en 1759. Monarca ilustrado gobernó y modernizó el país con ayuda de notables políticos, reformadores, pensadores, científicos y artistas. Fortaleció la jurisdicción ordinaria y el poder civil frente a otros poderes. Dicto medidas para la regeneración de la sociedad y el fomento de las buenas costumbres. Patrocinó el estudio de las ciencias, la medicina, la ingenieria y las artes, favoreciendo la creación de instituciones culturales y de las sociedades económicas de Amigos del País.
Promovió la reforma agraria, la minería, la industria y el comercio, incrementándose durante su reinado las instalaciones fabriles y el desarrollo de la actividad de los puertos navales. Propició la colonización de nueva Andalucía y de Sierra Morena mediante la fundación de nuevas poblaciones. Auspicio la construcción de canales y caminos facilitando el tráfico de mercancías y personas. Suprimió las rentas provenientes de haciendas provinciales, fueros, aduanas internas y monopolios estableciendo una única contribución. Instauró la libertad de comercio con América. Creó el Banco de San Carlos, primer banco nacional del Reino. Apoyo la independencia de las colonias norteamericanas. Promovió las expediciones científicas a America y Australia. Desarrolló una política de creación de riqueza en los virreinatos. Reconquistó Menorca. Impulsó la modernización y en (sic) embellecimiento de las poblaciones peninsulares y americanas mediante el trazado de paseos y alamedas, el establecimiento de alcantarillado y alumbrado público, la imposición de medidas higiénicas y de limpieza de las ciudades, la construcción de hospitales y cementerios extramuros y la aplicación de ordenanzas municipales.
Las grandes obras que realizó en la corte lo proclaman como el mejor alcalde de Madrid. Murió en el año 1788».
2
Felipe III, cementerio de pajarillos en la Plaza Mayor
La estatua de Felipe III, situada en el centro de la Plaza Mayor que él mismo ordenó construir, es una obra conjunta del escultor italiano Juan de Bolonia y su discípulo Pietro Tacca, en 1616. Los escritos dicen que fue un regalo del entonces Gran Duque de Florencia, asentada originalmente en la Casa de Campo.
Sin embargo, en 1848 la reina Isabel II ordenó el traslado a su posición actual. En el pedestal de la escultura se reconoce este viaje de una zona a otra de Madrid: «La reina doña Isabel II, a solicitud del Ayuntamiento de Madrid, mandó colocar en este sitio la estatua del señor rey don Felipe III, hijo de esta villa, que restituyó a ella la corte en 1606, y en 1619 hizo construir esta plaza Mayor. Año de 1848».
Esta estatua guarda una curiosidad, ya narrada desde estas líneas, pero igualmente increíble. Durante la II República explotó en un atentado, descubriéndose en su interior infinidad de huesecillos de pájaro. Evidentemente, el caballo no se los había tragado. Resulta que los animales entraban por la abertura de la boca, con tan mala suerte de que no después no podían salir y morían en su interior. Posteriormente, ese hueco quedó sellado.
3
Felipe IV, un órdago a la gravedad
Pietro Tacca fue el encargado de dar forma a la estatua de Felipe IV, situada en la plaza de Oriente. El monarca quiso una escultura similar a la de su padre, Felipe III, pero la verdad es que el trabajo de la segunda fue mucho más complejo.
Con el ánimo de contentar al rey, Tacca pidió consejo a Velázquez , quien le aconsejó que se basara en su pintura sobre Felipe IV, de 1634 y expuesta en el Museo del Prado, en la que el caballo que montaba se sostenía únicamente por sus patas traseras. Conseguir esta forma era realmente complicado, ya que el peso de la parte delantera partiría en dos la estatua .
Pero el autor no se dio por vencido, y acudió a Galileo para que le diese la fórmula. Y acertó. A través de una carta, el pensador italiano dotó a Pietro Tacca de los cálculos para que la deseada imagen fuera una realidad y perdurara hasta hoy: «[...] Necesitaréis más de ocho toneladas de bronce para vuestra obra , ya que la parte trasera ha de ser maciza. La inclinación, ángulos y cálculos para el vaciado os los haré llegar a la mayor brevedad posible. No dudéis que pondré tanto empeño en esta adivinanza como en el más grande de mis proyectos».
La mezcla de la idea de Velázquez y los conocimientos de Galileo fueron definitivos: la escultura fue terminada en el año 1640 en el Palacio del Buen Retiro y, desde 1843, está visible en la plaza de Oriente.
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