De refugio antiaéreo que nunca se utilizó a cultivar champiñones: Madrid musealizará el búnker del Retiro
Se calcula que en Madrid pudiera haber unos 40 refugios similares, muchos de ellos completamente inaccesibles y la mayoría en fincas privadas
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Madrid
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Iniciar sesiónTodavía hay quien no sabe que, en pleno parque del Retiro, cerca de la Puerta de la Reina Mercedes, junto al paseo de Panamá, yace un túnel excavado hace casi un siglo como espacio de protección. Se trata de un refugio antiaéreo que comenzó ... a construirse en 1936, cuando las bombas de la Guerra Civil comenzaron a caer sobre la ciudad: la noche del 27 al 28 de agosto de aquel año, un avión alemán arrojó las primeras bombas sobre la plaza de Cibeles –entonces plaza de Castelar–, justo donde se encontraba el Ministerio de Guerra de la República.
El miedo se instaló en la capital y, como respuesta, surgieron bajo tierra estos escondites. Se calcula que en Madrid pudiera haber unos 40 refugios similares, muchos de ellos completamente inaccesibles y la mayoría en fincas privadas. Por ello, en el corazón del Retiro se excavaron 135 metros de túnel, divididos en cinco galerías abovedadas, a ocho metros de profundidad. Su objetivo: dar refugio a 275 personas que pudieran escapar de los estruendos de la guerra. Pero este laberinto subterráneo nunca llegó a cumplir su misión: su construcción finalizó en 1938 y no hay base histórica que argumente que llegó a emplearse para su fin originario y sus usos han estado ligados a labores de almacenaje.
Ahora, casi 90 años después, este refugio olvidado volverá a abrirse al público con las debidas condiciones de seguridad. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha anunciado esta mañana su musealización para que todos los madrileños puedan descender por sus pasillos a través de visitas guiadas: los madrileños podrán disfrutarlo y acceder a uno de esos tesoros que tiene escondido la ciudad de Madrid».
Comparado con el búnker del Capricho, el del Retiro «es un refugio mucho más pequeño» y sus funcionalidades eran muy distintas. «El ideado para el Retiro servía para dar cobijo cuando sonaban las sirenas y, cuando los aviones se retiraban, la población volvía a sus casas. «En estos refugios se pasaba muy poco tiempo. Unos 15 o 20 minutos, media hora como lo máximo», ha explicado el subdirector de Parques y Viveros, Antonio Morcillo.
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El experto también ha indicado que nunca se llegó a utilizar como refugio porque se terminó de construir en el año 1938, «y los bombardeos en Madrid fueron durante los últimos meses del año 1936 y muy principios de 1937». Pero, ya que estaba construido, sí se le dio vida para usos alternativos. «Durante una época se utilizó para el cultivo del champiñón porque necesita humedad y oscuridad. También durante una época se utilizó como almacén de herramientas para los jardines municipales. Ahora como refugio climático podría también considerarse», ha bromeado el subdirector.
El alcalde, por su parte, ha descrito este refugio antiaéreo como «uno de esos tesoros escondidos que tiene la ciudad de Madrid». «Ya sabíamos que había búnkeres de la Guerra Civil, quizás el más conocido es el del Capricho, que fue el búnker del mando militar del general Miaja durante la defensa de Madrid en la Guerra Civil, pero también había búnkeres para civiles en los que refugiarse de los bombardeos. Y quizás el más emblemático está en el parque del Retiro», ha descrito: «Se trata de una auténtica obra de ingeniería».
Almacén de manguera, mobiliario...
El refugio es una galería de profundidad variable con hasta un máximo de ocho metros y anchos de pasillo de 1,10-1,15 metros. Está excavado en mina a partir de un pozo de ataque. Cuenta con una altura de bóveda de 1,60 a 2,50 metros. Las galerías son rectas quebradas en 90 grados cada 25 metros para evitar la expansión de las ondas. Su interior está hecho de ladrillo colocado a tizón y cemento y la solera es de hormigón. Hay pozos de ventilación originales y otros abiertos con posterioridad en los muros. En su interior se ven las líneas en el ladrillo (un cajeado) donde iban encastrados tablones de madera a modo de asientos.
Este espacio consta de tres entradas: una en la calle de Menéndez Pelayo (oculta bajo el asfalto, en el bulevar que tuvo la vía) y dos en el interior del parque, la que se usa habitualmente y otra próxima al Florida Park, que está clausurada. También tiene respiraderos. En la planta superior tiene dependencias de letrinas y aseos. En la entrada por Menéndez Pelayo hay un habitáculo que serviría de enfermería.
Tras la Guerra Civil se cerró el refugio y se utilizó para el cultivo del champiñón, para lo que se cubrió con una capa de tierra vegetal. También se empleó como almacén con manguera, mobiliario y otros enseres.
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