El día que Madrid fue 'invadida' por los platillos volantes

Pero el día en que la posible presencia de ovnis alteró la vida de la capital fue muchos años después, el 5 de septiembre de 1968. Aquel jueves, sobre las seis de la tarde, cuando el sol comenzaba a bajar, un objeto volador no identificado atravesó el cielo. Sobre su forma, se escribió mucho los días posteriores: que si era como un globo, que si tenía aspecto campaniforme, que si estaba estático, o absolutamente quieto, flotando sobre el cielo…

El objeto permaneció suspendido, a la vista de miles de personas, durante cerca de dos horas. Los conductores detenían sus vehículos para contemplar aquello y comentarlo entre ellos, con lo que provocaron un gran atasco en la Gran Vía.

También los viandantes comienzan a arracimarse, en grupos cada vez más compactos que señalan con el dedo y no apartan la mirada de aquella cosa que ninguno acierta a explicar. Desde los ventanales de la antigua redacción de ABC que daban al paseo de la Castellana, los periodistas de la Casa contemplaban el fenómeno, igual de estupefactos. A eso de las ocho de la tarde, el OVNI se esfumó igual que había aparecido.

A partir de ahí, llegó la hora de cerrar la boca y comenzar con las especulaciones. Para el redactor de ABC que narraba la noticia, el objeto «poseía movimiento propio, se movía contra el viento». Un portavoz del Observatorio de Meteorología indicaba que «indudablemente, se trata de un ovni»: ni era un globo meteorológico ni un globo cautivo experimental, dado que los sondeos del aeropuerto de Barajas lo habrían detectado, y tampoco dejó rastro en la base de Torrejón. No supieron precisar su identidad en la base de Robledo de Chavela, ni lo detectó el radar de Paracuellos del Jarama.

No hace falta decir que fue la noticia de la semana, o del mes, para los madrileños, y los periódicos aprovecharon para recordar otros incidentes, como el objeto desconocido que atravesó el cielo de Madrid algunos años antes y motivó que desde Cuenca salieran en su busca varios aviones, que llegaron a alcanzar los 45.000 pies de altura pero no llegaron a alcanzar el misterioso artefacto.

Para poner un poco de orden en este caos, la oficina de prensa del Ministerio del Aire hizo un comunicado señalando que el objeto ya fue visto por un comandante que pilotaba un avión F-104 sobre las once de la mañana, cuando realizaba unas maniobras. Otro piloto, en este caso de un E-15, también lo vio, y lo describía como «un tetraedro con tres bolas brillantes en la parte inferior». Sobre las 19.50, el escuadrón de alerta y control número 2 detectó en sus pantallas el eco de un objeto no identificado, una señal que duró unos 20 minutos. Se movía a unos 30.000 pies, y se desplazaba a 15 kilómetros por hora. Aseguraban que podría ser una sonda meteorológica.

Por cierto, que al día siguiente del avistamiento, hubo nuevos avisos de vecinos que aseguraban haber visto otro objeto luminoso con movimiento en zigzag a la altura de Villaverde.

La fiebre de los ovnis fue tan grande en esta época que los medios de comunicación le hicieron hueco casi a sección fija en sus páginas. En el caso de ABC, llegó a tener un 'corresponsal en el mundo de los ovnis', que firmaba así en el periódico y cuyo nombre era Carlos Murciano.

Los avistamientos han continuado: en los años 80, se dice que cuatro luces silenciosas se pusieron a girar sobre la torre de la iglesia de Robledo de Chavela, y después se alinearon y se dirigieron hacia las antenas de la NASA en la zona. Y aún hubo otro episodio, en este caso un ovni triangular con una estela roja, que primero fue visto en la Estación de Chamartín y luego se dirigió hacia Robledo.