Una lista sin políticos, la última apuesta carmenista en su batalla por Cibeles
Los concejales díscolos de Más Madrid preparan una agrupación de electores para presentarse a las urnas en 2023
El modelo que reniega de los partidos, exitoso en pueblos, terminó con 24 años de mandato del PP en Torrelodones
Madrid
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Iniciar sesiónHace una década, un municipio de poco más de 20.000 habitantes, a medio camino entre la sierra madrileña y la capital, saltó a la prensa internacional. 'The New York Times' tituló: 'Grass-Roots Party Sways Spanish Politics' ('Un partido ciudadano sacude la ... política española'). Hablaba de Torrelodones, donde un grupo de vecinos terminó en 2011 con 24 años de Gobierno del PP. Ahora rematan su tercer mandato fieles a sus orígenes: un modelo que reniega de los políticos de profesión y que quieren adoptar los carmenistas en su última batalla por el Ayuntamiento de Madrid.
Los concejales José Manuel Calvo y Luis Cueto, que formaron parte del núcleo de la exalcaldesa Manuela Carmena en el anterior mandato, lanzarán un órdago en las elecciones municipales de mayo de 2023. La fórmula se llama agrupación de lectores, una alternativa a los partidos recogida en la Ley del Régimen Electoral General que ya barajó Carmena para las urnas de 2019, aunque terminó concurriendo bajo el paraguas de Más Madrid. Así que la agrupación anunciada el pasado julio por los dos ediles será la primera constituida en Madrid hasta la fecha.
Hace meses que Calvo y Cueto, que se escindieron en abril de 2021 del Más Madrid de Rita Maestre —junto a Marta Higueras y Felipe Llamas—, ingresaron en el Grupo Mixto del consistorio y crearon la marca Recupera Madrid, rumiaban el «cómo reconciliar a la izquierda». Miraron con buenos ojos la plataforma Sumar de la vicepresidenta Yolanda Díaz, hasta que ella anunció que se desentendía de las circunscripciones locales y autonómicas. Poco después, el PSOE perdió su bastión en las elecciones andaluzas. «No va a haber una suma de fuerzas progresistas que recupere la alcaldía [de la capital], ese es nuestro diagnóstico —explica a este diario Calvo—, debe existir un actor nuevo, un revulsivo».
La escisión de la escisión: el legado envenenado de los herederos de Carmena
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Su objetivo es formar una lista con expertos de la sociedad civil. Desde Recupera Madrid —será también el nombre de la agrupación— están buceando en distintos sectores: trabajadores autónomos, especialistas en vivienda, gestores culturales, personas migrantes, empleadas del hogar... La Asociación de Gestores Administrativos les ha recomendado a alguien para el puesto de concejal de Administración Abierta y Gestión Administrativa, el encargado de solucionar la engorrosa burocracia del Palacio de Cibeles. Otra asociación propondrá un concejal del Calor, un nuevo mando para atajar las consecuencias del cambio climático y la crisis energética.
—Buscamos especialistas.
—¿No habrá políticos?
—Habrá políticos; profesionales de la política, ninguno.
Un plan y 8.000 firmas
El pasado 11 de noviembre, Calvo y Cueto salieron a la calle para testar su capacidad de recogida de firmas. En los municipios de más de 1 millón de habitantes como Madrid, la agrupación de electores necesita al menos 8.000 para poder constituirse. «¿Confías en los partidos políticos?», rezaba el panfleto que repartieron durante una mañana en Ópera. Según los últimos datos del Eurobarómetro, el 90% de los españoles desconfía. «La gente identifica política con partidos, pero en realidad no es lo mismo. Venimos de ahí, los hemos sufrido, nos han machacado, tanto Podemos como Más Madrid, y los rechazamos de plano», sostiene Calvo, que también critica el «amiguismo» y la «meritocracia» que mueven el engranaje de las formaciones.
—¿Manuela Carmena está fuera de la agrupación?
—Está fuera. Aspiramos a que la propuesta le resulte lo suficientemente atractiva para que diga: «Esta es mi papeleta». Por supuesto, si quiere tener otro papel, tendrá siempre las puertas abiertas.
Con todo, la última aventura de Recupera Madrid se presenta como «la continuación» del legado de la exregidora. Luis Cueto fue su coordinador general, en la mismísima sala de máquinas de Cibeles, y José Manuel Calvo el concejal de Urbanismo, una de las carteras con más peso del ayuntamiento. Tras cuatro años en la oposición, en los que han salvado una ordenanza de Movilidad y los terceros presupuestos de José Luis Martínez-Almeida —una apuesta que llevó al edil Felipe Llamas a dimitir—, reconocen tener «fecha de caducidad». Si no destronan a Almeida, su paso por el ayuntamiento terminará en 2023. Su compañera Marta Higueras, que rompió con ellos en verano para marcar su propia agenda, es probable que busque integrarse en otra candidatura de izquierdas.
Ese 11 de noviembre, en Ópera, había dos botes con sendas etiquetas, 'políticos' y 'profesionales', y cualquiera podía acercarse, introducir una bolita en uno de los tarros y escuchar la propuesta de los carmenistas. La tentativa se repetirá estas semanas en otros barrios madrileños y, el año que viene, ya en periodo electoral, Calvo y Cueto pretenden recabar a lo largo de un mes, el plazo de tiempo estipulado por la Junta Electoral Central (JEC), las 300 rúbricas diarias que avalarán su candidatura.
Por ahora, la lista es un misterio. Recupera Madrid solo ha adelantado el nombre de Alejandro Inurrieta, economista y expresidente de la extinta Sociedad Pública de Alquiler, una empresa que creó en 2005 José Luis Rodríguez Zapatero para fomentar el arrendamiento y cuestionada desde el principio por el PP, que decidió suprimirla 7 años después por ser «un negocio ruinoso». El resto de expertos se desvelarán en diciembre y el (o la) cabeza de lista, a la vuelta de Navidad.
Casos de éxito
Las agrupaciones ciudadanas no son nuevas, aunque sí poco habituales. La opinión pública se familiarizó con esta modalidad en 2017, cuando los partidos independentistas catalanes plantearon usarla para sortear la aplicación del artículo 155. El concepto ha cuajado en localidades de unos pocos miles de habitantes, como Escacena del Campo (Huelva), y en pueblos con unos cientos de vecinos, como La Cumbre (Cáceres). En 2011, Vecinos por Torrelodones arrasó con la mitad de los votos del municipio y selló una mayoría absoluta revalidada en las elecciones de 2019.
Formalmente, Vecinos por Torrelodones no es una agrupación de electores (está constituido como partido), pero se fundó con el mismo espíritu, al margen de los políticos. Los vecinos se organizaron para frenar un «pelotazo urbanístico» del ayuntamiento de Carlos Galbeño (PP) y, al conseguir cuatro ediles en su primera batalla electoral, decidieron bajar a la arena política. «Era claramente un partido municipalista, centrado en la gestión local, como la limpieza de las calles, esas cosas que no son ni de izquierda ni de derecha», señala uno de sus fundadores, Ángel Guirao, que ocupó el cargo de concejal de Comunicación y Atención a los Vecinos.
Presupuestar
Los de Recupera Madrid venden la misma perspectiva. «Las cuestiones morales quedan fuera», asevera Calvo. Dicen que solo prometen la luna si la pueden «presupuestar», que su programa, al que han bautizado como «contrato», recoge lo que ejecutarán «sí o sí». Ese decálogo incluye abrir el Metro las 24 horas durante los fines de semana, cerrar la incineradora de Valdemingómez, reducir la deuda del consistorio «a cero euros» e implantar la figura de «alcalde del sur» para reducir la desigualdad entre distritos. «Aspiramos a gobernar desde una visión progresista, pero muy transversal y centrada», puntualiza el concejal.
Las agrupaciones de electores tienen una única vida. Nacen para unas elecciones concretas y mueren, sin posibilidad de reconvertirse en partidos o repetir de cara a unas futuras urnas; las firmas deben recogerse de nuevo. En Torrelodones, los vecinos acordaron no perdurar más de ocho años en el Gobierno, eliminaron el gasto superfluo del ayuntamiento y cumplieron. La anterior alcaldesa, Elena Biurrun, la que había sido entrevistada por 'The New York Times', regresó a su empresa de 'catering' y Ángel Guirao al mundo académico. Hasta 2019, cuando el ministro (y torresano) José Luis Escrivá quiso incorporarlos a su gabinete.
«Lo que sucedió en Torrelodones ha sido una alineación planetaria, las personas que formamos en su momento esa punta de lanza, es difícil que se replique», opina Guirao. La experiencia le dice que el mismo experimento no funcionará en Madrid: «Hay partidos muy grandes, la gente no participa y te enfrentas a profesionales de la participación. Torrelodones es pequeño y hay cercanía con los vecinos». Aún así, los carmenistas son optimistas con sus cartas, aspiran a recoger la desafección del electorado con Más Madrid, PSOE y Unidas Podemos y sacar a Almeida de Cibeles. «O nosotros ponemos encima de la mesa 9 o 10 concejales, o no hay Gobierno progresista», zanja Calvo. «Nos gusta arriesgar; para hacer lo mismo, no jugamos».
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