Impacto ambiental y dudas sobre el IRPF: las razones del 'no' de Ayuso al nuevo Eurovegas

La idea de Cordish planteaba construir, sobre 120 hectáreas en Torres de la Alameda, hoteles de lujo, equipamientos culturales (un anfiteatro abierto, un teatro, un tablao flamenco, …), espacios para celebración de eventos y festivales al aire libre, zona de restauración, instalaciones deportivas y un 'wellness center' clínico. Y también contaría con una zona dedicado a los juegos de azar cuyos ingresos representarían entre el 44 y el 49 por ciento de los ingresos brutos esperados. Razón por la que el proyecto rápidamente se vinculó, en el imaginario popular, al de Eurovegas.

Pero tras meses de estudio en profundidad del proyecto, en el que han intervenido hasta catorce direcciones generales de varias consejerías –las de Economía, Cultura, Transporte y Medio Ambiente o–, las autoridades regionales lo han rechazado porque básicamente era idéntico al presentado en 2017, y aquel ya fue tumbado al no quedar acreditado un impacto relevante del mismo sobre la comunidad.

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Sara Medialdea

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Los promotores aseguraban que una vez construido el centro, generaría una facturación directa en torno a los 1.095 millones de euros en su primer año, incrementándose en los posteriores. Su idea era construirlo sobre suelos clasificados ahora como no urbanizable común, y dedicado a la actividad agrícola.

Respecto a las infraestructuras viarias, el proyecto recoge la necesidad de adecuar las carreteras de la zona y mejorar la red de transporte público, y planteaba un servicio de lanzaderas con el aeropuerto, los intercambiadores y las estaciones de tren de la zona.

Pero a la vista de la documentación, al Gobierno regional se le planteaban dudas sobre varios aspectos. Por ejemplo, sobre los cálculos de ingresos por IRPF y por IVA, no veían clara la base sobre la que se calcula el IVA, y les extrañaba también que se imputaran al periodo de construcción unos ingresos por IVA muy superiores a los previstos durante el desarrollo de la actividad.

La recaudación tributaria máxima que generaría el complejo por estos dos impuestos –IVA e IRPF– y por el de juegos y el de sociedades no superaría los 228 millones de eruos, que no supone ni el 1 por ciento de la recaudación global prevista para el año.

También les planteó dudas la capacidad de alojamiento del proyecto: en torno al 5,2 por ciento de la total de la región. Una planta hotelera que creen que seriá insuficiente para absorber la llegada de 8,6 millones de visitas al año.

Por otro lado, varios de los organismos regionales consultados hicieron hincapié en la carencia de concreción en el proyecto. Por ejemplo, no se especificaban las características técnicas de los equipamientos culturales, ni se detallaba si los espectáculos serían de temporada o de producción propia. Por eso, advirtieron desde estos ámbitos que podría llegar a «producirse una sobredimensión de la oferta escénica y musical».

Otro de los problemas que se han observado y que más han frenado a las autoridades autonómicas a la hora de conceder los pertinentes permisos, es la falta de un «compromiso claro y concluyente» por parte del promotor de que iba a asumir la realización de las obras e infraestructuras viarias que resultarían necesarias para absorber el flujo de visitantes previstos para este complejo.

En sus conclusiones finales, el Gobierno regional decide no tramitar el proyecto de Cordish para Madrid en la modalidad de Centro Integrado de Desarrollo, una fórmula para complejos que presten de forma integrada diferentes actividades, que en la práctica se traduce en un ventajoso régimen urbanístico y tributario para sus promotores.

Entiende el Gobierno autonómico que este proyecto «es previsible que tenga un impacto negativo sobre el paisaje, el territorio, la fauna y las infraestructuras viarias» y que podría conllevar «una carga para el persupuesto regional». Además, «no queda acreditado que produzca un impacto relevante, efectivo y duradero» en el desarrollo económico madrileño.