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El historial maldito de la estatua de Lorca en la plaza de Santa Ana

Patrimonio repondrá la placa de caliza, rota por un camión de basura, «en los próximos meses»

Lorca recupera su alondra robada, una réplica exacta de la original, nueve meses después

La estatua de Lorca, en la plaza de Santa Ana, sin su placa TANIA SIEIRA
Cris de Quiroga

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Los versos de Federico García Lorca son fascinantes porque se ocupan de un tema universal. Esa era la explicación de su biógrafo, Ian Gibson, para entender la estrella inagotable del poeta granadino: «La tragedia de un ser humano que no puede vivir la vida ... que quiere». Su figura y su obra traspasó modas y fronteras y, medio siglo después de su fusilamiento, un escultor madrileño diseñó un Lorca a tamaño real para la capital. Bajo la efigie de bronce, la placa reza: «Madrid a Federico García Lorca». Esa misma inscripción sobre piedra caliza se la llevó por delante, este lunes, un camión de basura.

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