El día que el teléfono un millón se instaló en una casa de Vallecas

Los servicios para abonados particulares comenzaron en el año 1885, y poco a poco fue avanzando y desarrollándose a pasos agigantados. El 19 de abril de 1924, se constituyó la Compañía Telefónica Nacional de España, con un capital de un millón de pesetas representadas en 2.000 acciones de la neoyorquina International Telephone and Telegraph. En 1928, el 13 de octubre a las tres de la tarde, el rey Alfonso XIII inauguraba la primera conexión transoceánica con una llamada al presidente de Estados Unidos Calvin Coolidge. Lo hizo, cuentan las crónicas, con un teléfono de oro. En 1957, la compañía tenía ya en España 1,35 millones de teléfonos instalados.

La cosa, como no podía ser de otro modo, fue a más: en diez años, en 1967, eran ya más de 750.000 los aparatos funcionando sólo en Madrid; en 1969 se superaban los 900.000, y a un madrileño le tocó doce meses después llegar al teléfono un millón. En toda España, eran algo más de 4,5 millones los aparatos de Telefónica.

Noticia Relacionada

Residencia de Señoritas, la «casa de muchachas dedicadas al estudio» en Madrid

Sara Medialdea

Así fue la vida en la primera institución dedicada a la educación superior femenina en Madrid

Esta es la historia de un hito de la telefonía que tuvo como protagonista a un vecino de Vallecas. En los años 70, ya eran bastante comunes en los domicilios los clásicos teléfonos de disco, que las generaciones más jóvenes no saben cómo funcionan: buscan infructuosamente un botón que pulsar. Si en las cabinas y en los establecimientos públicos se utilizaban aún los de ficha, en las casas había modernidades como los primeros teléfonos de teclado, o los ultravanguardistas modelo góndola.

De este último tipo era el que colocaron, el 16 de diciembre de 1970, en la casa de esta familia de Vallecas, aunque también llevaron los responsables de Telefónica otro modelo mucho más lucido y fotogénico, de tipo clásico, para el acto oficial de entrega del teléfono un millón. Concretamente, se trataba de un modelo Estilo -«un teléfono para ambientes selectos»,rezaba la publicidad de la época-, color marfil, decorado además con una placa que recordaba el homenaje que se hacía ese día.

Un evento fotografiado y reflejado por la prensa, en la que un muy típico domicilio madrileño, con su tapiz de tema de caza incluido, es invadido por personalidades y cargos varios. Los dos niños de la familia, entre asustados y alucinados, contemplan cómo su papá, Pedro Jiménez Hernández, óptico montador, recibía el aparato de tan simbólico número de manos de la actriz Carmen Sevilla, la madrina del evento, ataviada para la ocasión con un abrigo atigrado. Y todo, ante los ojos vigilantes del director de la compañía Telefónica, Santiago Galindo. Como es normal, rápidamente se hizo con el control del teléfono y de la situación el ama de casa.