Cerco policial y político a la 'plaga' de patinetes trucados en Madrid

La reciente y terrible deflagración de uno de estos patinetes en el interior de un convoy de Metro de Madrid en La Elipa (línea 2) dejó una estampa escalofriante: el vagón, completamente destrozado, negro como el hollín, después de que la batería de litio del artilugio ardiera casi por combustión espontánea. Diez días después del suceso, la compañía metropolitana veta la entrada de estos VMP en sus instalaciones, al menos de manera temporal. Los autobuses de la EMT y los interurbanos y urbanos de todos los municipios; y, en general, los intercambiadores de transportes de la región (Príncipe Pío, Méndez Álvaro, Avenida de América, Plaza Elíptica y Moncloa) pasan a ser también territorios libres de patinetes.

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ABC

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Así lo ha decidido el Consorcio Regional y la nueva restricción se aplicará desde el 4 de noviembre, en aras de la completa seguridad de los usuarios. La medida permanecerá en vigor hasta que se verifiquen que no se ponga en riesgo a los viajeros ni a las propias infraestructuras. El Consorcio va a solicitar a los operadores implicados la difusión de este cambio en sus canales de información digitales e impresos, como redes sociales, páginas web, cartelería, paneles o vinilos informativos. Y avisa: el incumplimiento conllevará la inmediata expulsión de los infractores.

Este cambio se veía venir. Otras ciudades ya lo han acometido y hasta la Alcaldía de París sometió a referéndum eliminar el sistema público de alquiler de patinetes. En Madrid, tanto la Policía como la Fiscalía tienen puesta la lupa no solo en este tipo de accidentes, que son aún muy pocos en la región pero sí de extrema gravedad; también hacen hincapié todas las fuentes consultadas en la cada vez más extendida práctica de trucar los limitadores de velocidad de los patinetes o, incluso, las técnicas extendidas para doblar su potencia y, por tanto, su velocidad. Ahí está el gran peligro. Los atestados se han multiplicado en lo que llevamos de 2023 con respecto al año pasado. Y la tendencia es seguir al alza.

«Ahí es donde reside el principal problema», explica un agente a este periódico: «Hay usuarios que acuden a talleres especializados o ellos mismos se las apañan para manipular los aparatos, lo que pone en grave riesgo su funcionamiento. Esto es lo que podría estar detrás de los episodios de deflagraciones; aunque esta es la consecuencia más infrecuente pero más peligrosa de lo que en realidad buscan, que no es otra cosa que vulnerar la normativa sobre límites de velocidad». Lo que no deja de ser un delito contra la seguridad vial.

Veámoslo por partes. La legislación nacional establece que los VMP deben circular a entre 6 y 25 kilómetros por hora, con una sola plaza y en desplazamientos urbanos. La Dirección General de Tráfico recuerda que está prohibido que circulen por aceras, zonas peatonales, travesías, autopistas o túneles; aunque es cada ayuntamiento el que puede indicar aquellas limitaciones extra (por ejemplo, por el cinturón de la M-30 de Madrid). Es lo que acaba de ocurrir con la decisión de vetos del Consorcio de Transportes, en el que está representado el Gobierno municipal, además del Ejecutivo regional.

Por supuesto (y esto ocurre también con las bicis normales y de cualquier tipo), nadie que esté bajo los efectos del alcohol o haya consumido drogas puede subirse a un patinete. Tampoco llevando auriculares, hablando por el móvil o utilizando ningún dispositivo similar. La DGT está trabajando con los consistorios para determinar un reglamento respecto al uso de los cascos protectores.

«Pero, cuando se trucan para que vayan más rápido de lo establecido, se incurre en un delito: conducir sin carné de motocicletas o ciclomotor, el artículo 384», explican fuentes policiales. Ya hay sentencias condenatorias en la capital, aseguran a este diario. De hecho, las patrullas que observan a alguien yendo a una velocidad excesiva en un VMP le paran. «Es ahí cuando nos damos cuenta de que han manipulado la potencia o el limitador. Entonces, no podemos asimilar que el patinete sea un VMP, porque cambias las características y en la práctica es un vehículo de categoría superior, y por lo tanto requiere de un permiso de conducción equivalente, según el caso», añaden.

La Fiscalía de Madrid, en la memoria correspondiente al año 2022, pone el acento en un capítulo sobre estos artilugios y la problemática que están causando. «Hay dos grupos de infracciones, las relativas a la normativa de uso de los VMP y las relacionadas con las características del vehículo, concretamente las modificaciones para obtener unas prestaciones muy superiores que requieren de otro tipo de documentación y permisos pero que no son evidentes sin un estudio detallado», detalla, muy en concordancia con la tesis policial. Se queja, además, de que «estas modificaciones son sencillas». ABC se ha puesto en contacto con varios de los innumerables talleres que se dedican a ello. Muchos, en sus propias páginas web, ya hablan de que entre sus servicios se encuentran las «modificaciones de los limitadores» o «de las potencias». El precio medio es de unos 50 euros.

En realidad, lo que hacen estos mecánicos no es ilegal. Pero la Fiscalía especifica lo siguiente: «La mayoría de los procedimientos incoados en relación con los VMP se basan en la introducción y comercialización en el mercado de vehículos con las características técnicas propias de los ciclomotores L1e-B —en particular de potencia y velocidad—, que, sin embargo, no se homologan ni matriculan como tales —o incluso homologados como tales pero sin matricular— y se venden como VMP».

Es decir, que ya hay patinetes que vienen 'tuneados' de fábrica y que se venden así en algunas tiendas. Pero sin que se informe al consumidor de que «no necesitan de permiso de circulación ni de conducción, pudiendo llegar a generar error sobre la clase de vehículo que en realidad está adquiriendo». En otros muchos casos, el usuario sabe perfectamente lo que está comprando. También hay gran cantidad de tutoriales e incluso páginas web especializadas donde se explica paso por paso cómo 'adulterar' los patinetes eléctricos. Un enorme riesgo para estropear las baterías de litio, que también pueden salir ardiendo por su envejecimiento o por su falta de mantenimiento correcto.

Arroja las siguientes cifras, todas referidas a VMP, en 2022. Un total de 97 siniestros con resultado de daños; 496 con resultado de lesiones leves; 24 con lesiones; así como la instrucción de 45 diligencias por usuarios de VMP que carecen de permiso al ser considerados, por las modificaciones efectuadas, que presentan características de un ciclomotor (es decir, los casos que aquí nos ocupan). Esta última cifra se dispara desde el 1 de enero de 2022 al 30 de mayo de 2023, con 124 atestados de la Policía Municipal de Madrid.

Manuel Ferrer, oficial de Bomberos del Ayuntamiento, manda un mensaje de prudencia: «No está ocurriendo nada especial, un accidente no es significativo. Lo que pasa es que antes no había patinetes y ahora hay muchos. Como cualquier elemento que lleva batería de litio, son seguros. Si tienen un uso y un mantenimiento adecuados y no se manipulan, no tiene por qué ocurrir nada. La probabilidad es muy baja».

La Asociación de Usuarios de VMP explica a ABC que «la prohibición de la entrada a Metro va en contra de cualquier política de sostenibilidad»: «No tiene sentido que la Comunidad de Madrid subvencione estos vehículos con ayudas a la adquisición; y por otro lado ponga trabas a su uso». Recuerda que la mitad de esos usuarios combinan los patinetes con el transporte público: «Es una combinación económica, ecológica y muy operativa en tiempos y sería un perjuicio no poder seguir combinándolo por un caso puntual». Han solicitado una reunión con el consejero delegado de Metro.