CARTAS AL ALCALDE
Peligro: peatón suelto
El 'runner' está muy bien si por la acera cabe él, un peatón y un patinete
Veinte noches en un día
A menudo hemos soltado aquí al aire la duda del incordio del patín, o del patinete, alcalde, que es una musa de la época de alegres cielos abiertos de Manuela Carmena. Aquí hemos reiterado incluso la duda de la molestia de la bicicleta, que ha ... ensanchado su uso como si Madrid Central fuera otro corazón de Ámsterdam, pero sin canales nublados, y con cuestas castizas. El patín, o la bici, viven el difícil equilibrio de compartir, a ratos, el espacio con el peatón, que en Madrid es generalmente un peatón con el susto encima. Pero uno quisiera soltar también aquí, al aire, la duda de si estorba mucho, o poco, o nada, el 'runner', que es como se titula ahora al mozo que se pone a trotar entre semáforos. Mozo, o moza.
No digo yo que el 'runner' no tenga todo el derecho a cumplir un maratón de solitario de la calle Segovia hacia arriba, y luego hacia abajo. Sospecho que sí, me parece que sí. Lo que pasa, alcalde, es que el 'runner' va muy equipado de cascos musicales, ensimismamiento de púgil, y zapatillas de astronauta de lo suyo, con lo que igual el peatón tiene ante el 'runner' otra cautela más de viandante al que no le cunde. El 'runner' es un viandante que va de bólido, y lo mismo estamos ante otra suerte del patín, o de la bici, con el 'runner' en marcha, mayormente si la calle es estrecha, como pasa en Madrid, en tanto barrio. El 'runner' está muy bien, sólo que está muy bien si por la acera cabe él, un peatón y un patinete, los tres con holgura, porque si no estamos ante la reinvención del atasco.
Vengo a decir, alcalde, que aquí nos hemos echado todos a la calle a darle al pedal, o a la zapatilla de diseño, y el paseante propiamente dicho se va quedando como una reliquia del sitio que no tiene sitio para él, a modo, salvo en los parques de desperezo y en las aceras de holgura. No es exageración literaria. Algunas encuestas recientes insisten en que la ciudad no es la ciudad mejor para la bicicleta, por su itinerario en cuesta y los robos frecuentes del trasto, que ya tiene diseños fastuosos. Arrímese usted al cogollo del meollo de la ciudad, alcalde, ahí en las órbitas de la Puerta del Sol, y verá qué amenidad de estorbos vivos nos lo ponen difícil. A diario.
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