Carril-bici de plaza de Castilla a Cibeles
El equipo de Gallardón estudia fórmulas para materializar esta propuesta en su programa electoral

El uso de la bicicleta en la ciudad es una de las materias reinas del programa electoral del alcalde madrileño. De hecho, puede decirse que éste va a ser el «programa de la bicicleta». Que se use como medio de transporte es el objetivo que, según dicen los redactores del programa electoral popular para la capital, se proponen para el próximo mandato. Por eso han estado dando vueltas a una posibilidad: abrir un carril-bici desde la plaza de Castilla a la de Cibeles, a lo largo de la Castellana.
En total, son algo más de cinco kilómetros de recorrido, que permitiría realizar desplazamientos por trabajo o por ocio a muchos madrileños. Una idea en la que llevan tiempo trabajando, estudiando su viabilidad, con intención de incluirla en el programa electoral que Alberto Ruiz-Gallardón presentará el próximo viernes 6 de mayo, durante el primer día de la campaña electoral para las elecciones del 22-M.
El tramo, por distancia y condiciones, es ideal para los desplazamientos en este medio de transporte. Así lo han defendido muchas veces las asociaciones de ciclistas, que consideran la bici como un método ideal para recorrer distancias de entre 3 y 5 kilómetros.
Estudio de posibilidades
Los redactores del programa han mantenido contactos de trabajo sectoriales para analizar la viabilidad de la medida. Concretamente, en este caso se ha consultado al área de Movilidad, que es la responsable de la circulación por la ciudad, para ver las distintas posibilidades existentes a la hora de diseñar el trazado del carril-bici: podría ir por la calzada central, por la lateral, por el carril reservado al transporte público —que cuenta con separador físico del resto del tráfico en parte de su recorrido— o por la acera. O desestimarse al final.
El alcalde madrileño ha manifestado públicamente su interés por el desarrollo de la bicicleta como medio de transporte en la ciudad, y no sólo como elemento destinado al ocio o al deporte. En este sentido, el programa electoral para el Ayuntamiento hace hincapié en esta función locomotriz de la bicicleta, y propone su uso en distintos viales de la capital.
De hecho, ya se han dado algunos pasos en este sentido: el pasado 30 de noviembre, el Ayuntamiento aprobó una reforma de la ordenanza municipal de Movilidad que regula expresamente normas para la circulación en bicicleta: deben transitar siempre por el centro del carril que esté más a la derecha y, si existe un carril reservado para transporte público, ir por el contiguo, o por la propia zona reservada siempre que esté señalizado.
También se establece que los coches deberán guardar una distancia de 5 metros como mínimo con las bicis que vayan delante.
Madrid ya cuenta con un anillo ciclista que rodea la ciudad, con 64 kilómetros de longitud, aún con un tramo por terminar —el que rodea el estadio de La Peineta—. Además, está anunciado y previsto —para cuando la crisis deje de ahogar— el Plan de Movilidad Ciclista, presentado en el año 2008, y que se llevará a cabo gradualmente para que sus 575 kilómetros de rutas estén en 2016.
Un estudio elaborado por el área de Movilidad planteaba que el 34 por ciento de los desplazamientos que se realizan en la ciudad se hacen a pie; un 40 por ciento en transporte público; y un 24 por ciento en vehículo privado. En bicicleta, en el año 2008 sólo se realizaban un 0,04 por ciento de los viajes, que eran ya un 0,1 por ciento en 2009. Actualmente, se cuenta con que estos desplazamientos se han duplicado: alcanzarían las 6.000 personas al día.
Alternativas
Pero ¿de dónde sacar el espacio para hacer carriles-bici separados de la circulación motorizada? El Plan Director de Movilidad Ciclista propone varias alternativas: o ampliar la sección de calle, o reducir el número de carriles, o eliminar un sentido de la circulación, o reducir el ancho de los carriles para vehículos, o reducir las franjas de aparcamiento, o transformar el aparcamiento de batería a línea, para obtener espacio para la bici, o convirtiendo los carriles-bus en carriles bus/bici.
No obstante, algunas asociaciones de defensa del uso de la bicicleta, como Pedalibre, han propuesto a los responsables municipales que, mientras los presupuestos no permitan otras acciones, se construyan «carriles ciclables» por la calzada de vehículos a motor.
Iniciativas frenadas
Pero aunque la teoría del uso de la bicicleta tenga tantos adeptos entre los munícipes, a la hora de llevar adelante políticas en este sentido, la crisis ha frenado muchas iniciativas. Es el caso del programa Mybici, de alquiler público de bicicletas en el centro urbano. Una solución que estaba a punto de adjudicarse para empezar a funcionar esta primavera. Pero el alcalde anunció en mayo que el programa de alquiler de 1.560 bicis en el centro urbano se posponía hasta que la situación económica mejore.
En el Proyecto Estratégico Madrid Centro, realizado por un equipo interdisciplinar de arquitectos y urbanistas dirigido por José María Ezquiaga, el fomento del uso de la bicicleta ocupa un lugar destacado. Los expertos concluyen que es necesario plantear un giro radical en la movilidad de la ciudad y reducir el uso del vehículo privado. En este escenario, añaden, la bicicleta debe tenerse en cuenta como alternativa.
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