«¡Vaya susto con la dichosa nube tóxica!»

El viento hizo que los pueblos de Moraleja de Enmedio (5.000), Humanes (19.500) y Griñón (10.000) se vieran afectados por la humareda, lo que provocó que se activara, como medida de prevención, un dispositivo de alerta a los vecinos (34.500) para que no salieran de sus viviendas.

La normalidad se recobró cinco horas y media después si bien en ningún momento los gases emanados revistieron peligro para la población. «¡ Vaya susto con la dichosa nube tóxica!», exclamaban algunos de los residentes que permanecieron confinados en sus casas toda la mañana. «Yo me he puesto una mascarilla , por si acaso, pero vamos, no ha sido nada, menos mal», explicaba Iván a ABC.

Los hechos comenzaron a las 09.22 horas en la citada nave situada en la calle de la Sierra de Cazorla del polígono industrial de Las Vegas II, según informó un portavoz de Emergencias 112. Esta zona, aledaña a La Cantueña y al Hotel Ciudad de Fuenlabrada , en donde había 80 clientes, tuvieron que ser desalojadas con el fin de que no se p ropagaran las llama s o se vieran afectados por las emanaciones tóxicas. También fue cortada al tráfico la M-506 a la altura del kilómetro 20.

La columna de humo se desplazó hacia los municipios de Moraleja, Humanes y Griñón, lo que provocó que Emergencias 112 activara una alerta masiva a través de la aplicación My112 y los teléfonos fijos. A pesar de que la carga tóxica no era muy alta ni peligrosa, para evitar riesgos, se pidió a la población –especialmente a la que sufre problemas respiratorios , menores, embarazadas y ancianos– como medida de precaución que permanecieran confinadas en sus casas con las ventanas cerradas.

Al final, a pesar de la preocupación inicial por las consecuencias del incendio , todo quedó en un gran susto. La tranquilidad y la normalidad se recobraron a las 15 horas cuando se levantó la alerta en esas tres poblaciones si bien la nube tóxica se desvaneció a las 13.30 horas.

Tan solo se registró un herido, un operario de la empresa en la que se desató el fuego, de 47 años. Este sufrió quemaduras de segundo grado en el 30 por ciento de su cuerpo (espalda y piernas), por lo que fue trasladado hasta la Unidad de Quemados de Getafe. Catorce dotaciones de Bomberos , doce de la Comunidad de Madrid y el resto de Fuenlabrada, se afanaron en un primer momento en que las llamas no alcanzaran a las naves colindantes. Después, su segunda preocupación fue lograr la extinción del incendio, para lo que pidieron siete toneladas de sal fundente debido a que por el tipo de material en combustión ni el agua ni la espuma lo sofocaban.

El temor era que se produjeran explosiones por las bolsas de hidrógeno generadas entre la escoria amontonada que quedó compactada al arder. Sin embargo, la carga de fuego resultó ser menor de lo esperado, por lo que se apagó removiendo los 1.200 metros cuadrados que almacenaban el aluminio y el magnesio con maquinaria pesada del patio exterior de la nave. Una labor lenta y ardua que se prolongó durante toda la tarde.

La Consejería de Medioambiente realizó varias mediciones para comprobar la calidad del aire sin detectar nada anormal.