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Salvaje agresión a un menor en Villa de Vallecas por una banda de chavales conflictivos

La madre de la víctima exige medidas porque el grupo, medio centenar, tiene atemorizado al barrio de Congosto desde hace más de un año

Imagen del ojo del menor, de 15 años, tras el ataque Foto cedida por la familia
M. J. Álvarez

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Sufrió la fractura del hueso orbital, hundimiento del pómulo , desplazamiento de la mandíbula, rotura de dientes... Lo que sí ha perdido para siempre es la sensibilidad en el lado derecho del rostro debido a la afectación de un nervio. Y todo ello, a causa del salvaje ataque que sufrió un menor por parte de un grupo de chavales conflictivos que tienen amedrentado a todo el mundo desde hace más de un año. A veces se juntan medio centenar. Así lo denuncia su madre Lidia Palomares, vecina del barrio de Congosto ( Villa de Valleca s).

La víctima, después de ser operada

La víctima es el tercero de sus cuatro hijos, tiene 15 años y ayer recibió el alta en el Hospital Infanta Leonor. Ahí tuvo que ser operado el pasado miércoles a causa de las lesiones ocasionadas en el ojo que le provocaron, entre otras cosas, una gran inflamación, adelantó Telemadrid. La intervención duró cuatro horas . «El peligro aún persiste. No puede ni estornudar porque se le puede salir el ojo», precisó Palomares.

Los hechos que esta desesperada mujer ha denunciado ante la Policía Nacional y Municipal se produjeron el pasado 11 de abril . El desencadenante, según indicó, fue que la víctima «miró a dos chicas de la banda de jóvenes conflictivos , entre los que hay también menores, cuando se cruzaron en la calle». Fue en la entrada del metro de Villa de Vallecas, en pleno casco antiguo, a las 19.30 horas.

Insultos, bofetones y puñetazos

« Le insultaron, le dijeron que no levantara la vista y le dieron dos bofetadas. Él crío y sus amigos se vieron obligados a agachar la cabeza», explicó su madre. Llegó a casa y relató lo ocurrido. No era la primera vez que la gente de este nutrido grupo violento, integrado por marroquíes y españoles , causa problemas, según su relato.

El chico cogió una chaqueta para bajar al parque situado en la calle de Peña Cervera donde había quedado con tres amigos. Sin embargo, la cita se frustró. « Había un montón de gente de esa banda . Yo bajé y me dijeron que estaba todo arreglado. No me fié y nos subimos todos a casa», agrega.

Lo peor estaba por llegar. Fue cuando el segundo de sus hijos, mayor de edad, se ofreció a acompañar a los colegas de su hermano a casa para que se fueran tranquilos. Eran seis pues iba también su novia, los tres compañeros del tercero y este último, el de 15 años. Serían las 20.40 horas. «Les estaban esperando en la calle. Empezaron a meterse con ellos y se armó una buena. Era lo que estaban buscando», explica Lidia.

«Comenzaron a golpear al pequeño. El mayor no quería pegar a ninguno, ya que pensaban que eran menores de edad. Mi nuera me llamó por teléfono, asustada. Bajé a la calle. El panorama era tremendo. Dos individuos agredían al crío mientras sus amigos se quedaban bloqueados. Yo también tuve que golpear en defensa propia y llamé a la Policía. Todos nos vimos inmersos en la pelea», asevera.

Al final, un brutal puñetazo en el rostro puso fin a la espiral de violencia. Su hijo ya sangraba abundantemente y aunque lograron retener a alguno de los atacantes, eran siete u ocho, al final se zafaron.

Quedadas a la salida de clase

Lidia firma que la persona que dio el golpe fatal a su hijo tiene 20 años, es muy corpulento, todo lo contrario que su vástago, y practica boxeo. «Mi hijo ha recibido amenazas por whatsApp estando ingresado. Es tremendo. Esta banda hace quedadas en los institutos, a la salida de los chavales. Llevan cadenas y palos para pegarles. El de mi hijo lo sabe . Los padres hemos tenido que hacer guardia en la puerta para que no ocurra nada», lamenta.

Agrega que igual hay 15 o 20 cafres que se van llamando, en función de lo que pase. «Se puede reunir hasta 50. A los mayores les empujan, les tiran de las bolsas de la compra. La Policía les tiene localizados. Necesitamos una solución porque así no podemos estar. Me da miedo que mis hijos salgan de casa. La nuestra ha sido la primera denuncia. Quiero que actúe Fiscalía, el Grume y quien corresponda. Esta vez ha sido un puñetazo, pero igual, la próxima, nosotros o alguien no lo cuenta».

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