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Rosalía, bienvenidos al flamenco del siglo XXI

La catalana deslumbra en Madrid con su flamenco-trap en un abarrotado WiZink

Ángel de Antonio

Alejandro Escribano

Éxtasis colectivo fue lo que vivimos anoche en el WiZink Center de Madrid con la actuación de la cantaora Rosalía Vila (San Esteban de Sasroviras, Barcelona, 1993), la gran sensación musical del momento, no sólo del flamenco, sino del pop mundial, dentro de su tour «El mal querer», cuya gira cerraba en la capital de España.

Ambiente de gala ante más de 15.000 aficionados, con mayoritaria presencia de un público de la generación millennial, que nunca supuso, ni en sus mejores sueños, que iba a ser atrapado por la música flamenca. Despues de un debut discográfico interesante con el guitarrista Refree («Los Ángeles»), la artista se ha consagrado con « El buen querer », un disco conceptual en el que inventaba un nuevo género, el flamenco-trap, mezcla de flamenco con músicas urbanas. Un trabajo que es un canto a la liberación femenina, brillante a la vez que hipnótico, mérito de la propia Rosalía y del productor «El Guincho», que ha sabido extraer lo mejor de la cantaora catalana, con un uso inteligente de las nuevas tecnologías, ya sean samplers, vocoders, reverbs o autotunes.

Tras una playlist muy flamenca, que caldeó el ambiente durante media hora, se apagaron las luces y apareció Rosalía, de blanco con lazada roja, en un estilismo muy oriental, con sus seis bailarinas a juego, las dos coristas, Los Makarines de palmeros y El Guincho. Juntos atacaron la bulería por soleá « Pienso en tu mirá » en un inicio apoteósico. De hecho los mejores momentos de la noche vinieron cuando abordó las composiciones más flamencas de su repertorio: los tangos «Catalina», que popularizara Manuel Vallejo en 1926 y que cantó a capela llena de emoción, las bulerías caracoleras «Que no salga la luna», los fandangos de Huelva «Maldición», los tangos morentianos «Aunque es de noche», unos pregones de Macandé autotuneados (De aquí no sales) y otros tangos, en este caso de La Repompa de Málaga (Di mi nombre).

También hubo tiempo para versiones: «Barefoot in the Park», de James Blake, y «Brillo» de J Balvin , aunque donde más emoción encontramos fue en las relecturas personales de «Te estoy amando locamente» de Las Grecas y «No me llames más que ya no voy» de Parrita. La simpática rumba catalana «Milionària» dio paso a la última parte del concierto, en la que fue desgranando los últimos sencillos que ha lanzado al mercado: el reguetón «Yo x ti, tú x mí», con el cantante puertorriqueño Ozuna como artista invitado, «Con altura» y «Aute cuture», con excelentes coreografías aunque, musicalmente hablando, bastante menos interesantes que cuando interpreta flamenco. El éxtasis final vino de la mano de «A ningún hombre» y de « Malamente ».

Original y a la vez respetuosa con el flamenco tradicional, Rosalía ha creado un concepto que no existía: el flamenco-trap. Un arte que se reinventa con ella y que entra en la época 2.0. Bienvenidos al flamenco del siglo XXI de la mano de una estrella global que trasciende géneros. Tradición y vanguardia. Por muchos años.

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