Así era la vida de Noelia de Mingo en El Molar, custodiada por su madre de avanzada edad

Noelia de Mingo tenía 31 años cuando se produjo el triple asesinato en la Fundación Jiménez Díaz. Trabajaba en la tercera planta, concretamente en el servicio de Reumatología, donde era residente. Tres años más tarde, fue juzgada por aquellos terribles hechos. Sorprendentemente, la doctora fue absuelta en 2006 de los cargos de homicidio e intento de homicidio por la Audienca Provincial al quedar probado que sufría esquizofrenia paranoide crónica. Alegó que sufría alucinaciones y que pensaba que sus compañeros querían matarla. Por ello mismo, fue condenada a 25 años de internamiento en un psiquiátrico.

Después de numerosos años en el centro penitenciario de Fontcalent (Alicante), donde se dedicó principalmente a estudiar diferentes idiomas, los especialistas forentese remitieron un informe completo y exhaustivo que recogía su evolución favorable . La base fundamental para que la exmédico pisase la calle fue que «todos los informes de todos los profesionales que han tenido contacto con Noelia de Mingo son absolutamente coincidentes». Tanto el emitido por el propio Foncalent como el del Hospital Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes (donde se trataba a la exdoctora); además del psicológico del penal, del trabajador social del centro y del forense adscrito al Juzgado de Vigilancia de Alicante, así como el citado de la Clínica Médico Forense de Madrid. De este modo, se decidió decretar su puesta en libertad bajo la custodia de su madre anciana y que fuera sometida a un tratamiento ambulatorio permanente.

Durante estos años vivía en la localidad de El Molar junto a su progenitora y no había protagonizado ningún incidente sonado , hasta este lunes, que ha vuelto a ser arrestada. De Mingo apenas salía de casa, puesto que su madre se lo impedía, según ha podido saber ABC. Viven en la plaza del pueblo y las pocas veces que la han visto los parroquianos ha sido en misa, comulgando, la última vez el 14 de septiembre.

En aquel momento, en 2017, Carlos Sardinero, abogado de las familias de las víctimas del ataque de 2003, puso en tela de juicio la custodia familiar materna por su avanzada edad (unos 80 años actualmente). «No podemos asumir el riesgo de que lo vuelva a hacer. Hemos pedido que se celebre una vista a la que acuda su madre y que la Clínica Médico Forense, imparcial, evalúe a De Mingo. Ingresada está controlada, pero fuera y ante situaciones problemáticas puede sufrir algún brote», advirtió. Cuatro años más tarde, ha vuelto a atacar a varias personas, esta vez a la cajera y a la dueña de un supermercado de El Molar.

La asociación El Defensor del Paciente señaló en 2017 el rechazo que el informe de su puesta en libertad provocaba en los familiares de las víctimas, habida cuenta de la «enorme peligrosidad» que entrañaba la salida de De Mingo. «Es curioso que se proponga la vigilancia de su madre, cuando convivió con su hija sin percibir que llevaba más de dos años con sintomatología delirante; ninguna prueba apunta a que tenga las competencias suficientes para asumir semejante responsabilidad», argumentaban entonces.