Los socialistas madrileños, al borde de su enésima guerra civil
Los pésimos resultados de Tomás Gómez azuzan a los críticos del secretario general que desafió a Ferraz. Él apela a la unidad y se sitúa cada vez más claramente entre los partidarios de Chacón y la celebración de primarias para suceder a Zapatero
GUILLERMO D. OLMO
Cuando el 27 de mayo de 2007, Miguel Sebastián y Rafael Simancas fueron vapuleados en las urnas por los candidatos del PP, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón , muchos en el PSOE de Madrid pensaron que su partido no podía caer más bajo. Pero sí, ... sí que podía. Cuatro años después, el «ticket» electoral formado por Jaime Lissavetzky y Tomás Gómez se la ha pegado todavía más gorda. Lastrados por la pésima imagen de la gestión del Gobierno Zapatero y por las endémicas querellas internas en el seno del socialismo madrileño, ambos candidatos han cosechado los peores resultados de su partido en Madrid desde la instauración del sistema democrático.
Víctima de una sangría cercana a los 220.000 votos en toda la región, la principal cabeza visible de esta derrota la encarna el secretario general del PSM , Tomás Gómez . Luchó contra viento y marea y contra la dirección federal de su partido para poder presentarse, logrando doblegar a Trinidad Jiménez en unas reñidas primarias que ocasionaron no pocas rencillas dentro del partido. Con quien no pudo fue con Esperanza Aguirre y ahora Gómez se prepara para la arremetida de los resentidos, los que apoyaron a Jiménez y le responsabilizan a él del estrepitoso fracaso en los comicios.
Las hostilidades ya las ha abierto el diputado socialista en la Asamblea de Madrid César Giner , uno de los habituales azotes de Gómez. A pesar de que Trinidad Jiménez no ha querido hurgar en la herida del «tomasismo» y ha señalado que los malos resultados han sido la «tónica general» en todo el país, despejando las insinuaciones que apuntaban a que con ella la cosa hubiera sido diferente, Giner, excluido de las listas del PSM y a punto pues de quedarse sin escaño, ha reclamado la celebración de un congreso extraordinario y ha cargado las culpas de la derrota en las espaldas de Gómez. «Él es el que ha tomado las decisiones», ha señalado, señalando además que no son pocos los que dentro del partido piensan que el derrotado candidato es el responsable del batacazo.
Gómez se aferra a que la caída en Madrid ha sido menor
Conscientes de lo conflictivo de su federación, de la que ésta no es más que la enésima trifulca interna, y del marasmo general que sacude al PSOE , inmerso ahora de lleno en la sucesión de Zapatero, Gómez y su equipo ya han elaborado y exhibido el argumentario con el que defenderán su posición en la dirección del partido en Madrid. Ya en la noche de las votaciones, después de conocer los aciagos resultados, con la pérdida de la alcaldía en muchos municipios del denominado «cinturón rojo», el área metropolitana al sur de Madrid, históricamente bastión de los socialistas madrileños, Gómez apelaba a la «cohesión interna» y se empeñaba en recordar que la paliza sufrida era «responsabilidad de todos». Tiraba también de calculadora y subrayaba que la caída socialista en Madrid, con un 7´5% menos de sufragios, había sido inferior a la sufrida por el PSOE en el conjunto del país, donde el retroceso había sido de diez puntos porcentuales.
En clave nacional
Tras conocer por primera vez el amargo sabor de la derrota en las urnas, después de haber alcanzado la condición de alcalde más votado de España como regidor de Parla , Gómez se prepara ahora para otra de las únicas batallas en las que resulta vencedor últimamente, las que libra en el seno de su propia formación. Pero esta vez el tablero de la partida es dual. No solo se trata de defender la dirección del partido en una federación que Julio Feo, secretario de Felipe González , llego a calificar ya en tiempos como «jaula de grillos», sino también de hacerse oír en la defensa de una opción que Gómez apoya cada vez menos veladamente, la de Carme Chacón como sucesora de Zapatero en el liderazgo socialista. El líder del PSM, aun cuestionado por los suyos, no escurre el bulto en la controversia en que a nivel nacional se hallan sumidos los socialistas y que está marcando los últimos estertores de la era ZP. Frente a dirigentes como el extremeño Guillermo Fernández Vara , que ha señalado lo inoportuno de la celebración de primarias y ha abogado por la conformación de una candidatura de consenso en torno a Alfredo Pérez Rubalcaba. Gómez ha defendido de nuevo el mecanismo de las primarias y ha exhortado a quienes abogan por el «dedazo» a que lo digan abiertamente. La guerra, en ambos frentes, está servida. «Invictus Gómez» sujeta ya el machete entre los dientes.
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