La escuela en la que conferenció Einstein, guarda reliquias del Cardenal Cisneros y esconde una mina

De titularidad pública, el palacete se fue completando con el paso de los años, con una verja y los torreones, pero nunca ha cambiado de uso. Una vez que se fue quedando pequeño para las clases y las salas y despachos de profesores, se añadieron otros dos edificios, uno de ellos comunicado con el inicial, y el otro justo en frente. Ricardo Velázquez Bosco diseñó un edificio clásico, muy racional y funcional pues el objetivo era da el mejor servicio de docencia teórica y práctica. Si se tiene en cuenta todas las ornamentaciones que encontramos en todo el palacio, es un importante testimonio de las artes aplicadas como forja, madera, estuco, vidrio, cerámica, alfombras y entelados, entre otros. « Es un edificio vivo que está abierto a la sociedad », señala a ABC el director de la escuela, José Luis Parra y Alfaro. Y es que además de su función como escuela, que forma parte de la Universidad Politécnica de Madrid creada en 1971, cuenta con un museo y una mina experimental y participan también en actividades de carácter social.

De planta rectangular, la construcción tiene tres plantas . En el sótano están algunos servicios propios de la escuela. En la planta baja, un patio central cubierto con galerías abiertas , rodeado de una ancha crujía por los cuatro lados, con otras más estrechas en los costados. Se accede a él por la entrada de Ríos Rosas con un amplio vestíbulo del que sale la escalera principal, ahora en restauración. En el primer piso está una gran galería abierta al patio desde la que se accede a las distintas dependencias. Entre ellas el claustro, precedido por una sala en la que destaca su ornamentación con azulejos de Daniel Zuluaga ; el museo , con miles de piezas que forman las colecciones de mineralogía, de fósiles y de arqueología minera y la biblioteca , con más de 1.500 obras de temática muy diversa, entre ellas un volumen del siglo XVI en árabe. Las obras de más valor, como una copia de la primera enciclopedia de D´Alembert, están guardadas en otro lugar dentro de un armario ignífugo.  «El museo y la biblioteca son salas simétricas, concebidas desde el inicio, en donde no hay ventanas para poder poner las estanterías», aclara el director. Por eso en el exterior , en lugar de las ventanas hay d os grandes paneles de azulejos de Zuloaga.

Además está la biblioteca de estudios para los alumnos inicialmente pensada como sala de dibujo. Y tanto en la fachada como en el interior del palacete son constantes los símbolos mineros que se encuentran hasta en la verja cuidadosamente diseñada por Ricardo Velázquez y cuyas puntas representan fósiles. El salón de actos no se encuentra en este palacete sino en el siguiente edificio, diseñado por el mismo arquitecto, que bien merece la pena ser visitado. «Este otro edificio se destruyó pero se conservó el salón de actos, del mismo estilo que el palacio», cuenta José Luis Parra y Alfaro. Inaugurado pro Alfonso XIII, preside la sala un retrato de Carlos III y tiene llamativas vidrieras con alegorías a las ciencias fundamentales de la minería. Además de actos académicos gracias a su buena acústica se celebran en él conciertos y congresos.

El interior de este edificio puede resultar mucho más familiar de lo que creamos, aunque nunca lo hayamos visitado. Y es que es un escenario recurrente para grabar series y películas que trascurren en ministerios o incluso en el Congreso. Por ejemplo, la serie Cuéntame, grabó aquí todos los capítulos en los que su protagonista, Antonio Alcántara, ocupa un cargo en el ministerio de Agricultura. También Estoy vivo o El Comisario han rodado aquí y otras series sobre la vida de Alfonso Suárez «simulando que era el Congreso», matiza el director.

 Lo cierto es que a lo largo de todos estos años de vida son muchas las anécdotas y curiosidades que guardan sus paredes. Entre ellas, las reliquias del Cardenal Cisneros que se encuentran en el despacho del director. «Se cree que un naturalista que estuvo en la exhumación del Cardenal Cisneros en Alcalá de Henares lo debió pasar a un ingeniero de la escuela», indica el director. Se sabe también que Einstein estuvo dando una conferencia en este espacio en 1923. Otra fecha marcada fue el atentado de ETA que se produjo en 1982, justo en el edificio de enfrente, donde explotaron 170 kilos de explosivos. «Los fragmentos del edificio causaron daños en el palacio», comenta Parra y Alfaro, algo que no ocurrió en los tiempos bélicos ya que durante la Guerra Civil se libró de los bombardeos. En esos años se usó como cuarteldel Cuerpo de Guardias de Asalto. Y dado que en esta casa se han impartido cursos sobre explosivos «se cree que se matricularon miembros de ETA para aprender aunque esto no está constatado », matiza el responsable.

La ahora Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas y Energía cuenta con uno 1.700 estudiantes repartidos en sus cuatro títulos de grado y máster. «Está considerada la 34ª a nivel mundial, la 9ª a nivel europeo y la 1ª en España. Nuestra misión principal es la docencia y la investigación», resalta el director de la escuela. El 30% de los matriculados son mujeres quienes suelen terminar antes que los hombres sus estudios. Aunque ahora el nombre incluya Minas y Energía, «desde siempre hemos abordado el estudio del transporte y uso de la energía», aclara José Luis Parra y Alfaro.

El referido museo recibió el año pasado 16.000 visitas y uno de sus mayores atractivos es la mina experimental que se construyó en 1967 . «Todo lo que se puede ver dentro es real, perteneciente a otras minas», indica la escuela. Además de esta mina a 15 metros de profundidad que ocupa un área de 50 metros cuadrados el museo en sí tiene un gran valor por sus piezas, algunas únicas. «Si alguien las robase nunca podría venderlas porque se sabe que son de aquí», matizan. Este museo, junto con el del vecino Instituto Geológico y Minero de España y el Museo de Ciencias Naturales son los mejores de su área, en apenas 500 metros de distancia en total, formando el eje de Ciencias Naturales de la capital.

 En cuanto a su compromiso social, la escuela trabaja tanto en labores de comunicación y divulgación como en actividades sociales, con colectivos en riesgo de exclusión social . Los estudiantes de la Universidad Politécnica de Madrid pueden participar en actividades de carácter social, como por ejemplo impartiendo cursos de informática o del uso de cajas registradoras. Además se organizan exposiciones, presentaciones y conferencias. Tal y como puntualiza el director de la escuela, «es un edificio en una zona privilegiada y curiosamente aunque se utiliza y se conoce, s iempre hay alguien que lo descubre otra vez».