Carmena dedica solo un 2% del espacio de una muestra sobre Memoria Histórica a la represión republicana

«Hombres y mujeres de todas las edades se enfrentaron a los franquistas. A ellos se les unieron combatientes llegados de toda España y brigadistas internacionales. Juntos hicieron posible lo impensable. Tras 16 días de duros combates, el pueblo ganó la batalla, consiguiendo la primera gran victoria contra el fascismo», informó el consistorio en una rueda de prensa con tintes épicos tras su presentación el pasado mes de diciembre.

Una fórmula para la Memoria Histórica que, sin embargo, aminora la trascendencia que tuvieron los otros «graves episodios violentos» que se produjeron durante aquellas semanas en la capital, en este caso desde la represión republicana . Del estudio del reparto del espacio expositivo al que ha tenido acceso ABC, solo un 2,08% del total está dedicada a una sección denominada «La otra Madrid» , en la que se presupone que están narradas las sacas de presos de las cárceles madrileñas por parte de las autoridades republicanas. Concretamente 3,45 metros cuadrados de los 166,38 que ocupa la cartelería de la muestra, que se prevé inaugurar en abril en la Casa de la Panadería de la Plaza Mayor.

Los historiadores señalan que el día 7 de noviembre, en el que se inicia la cronología de los 16 días que recorre esta exposición, comenzaron las sacas de presos de las cárceles madrileñas , que duraron hasta el 4 de diciembre de 1936. En total, se registraron 33 procesos que acabaron en una veintena de crueles matanzas en Paracuellos y Torrejón de Ardoz. Las cárceles de Porlier, Modelo, San Antón y Ventas registraron aquellos días el reguero de salidas de religiosos, empresarios, políticos –sobre todo falangistas– y aristócratas que fueron conducidos a fusilamientos masivos.

Unos hechos, contrastados y reconocidos históricamente, que adquirieron dimensiones crueles hasta que Melchor Rodríguez , el anarquista conocido como el «Ángel Rojo» , puso todo su empeño en detener aquellas sacas de presos que eran fusilados en Paracuellos –instigadas por Santiago Carrillo y José Cazorla, según autores como Alfonso Domingo–. En un primer momento, no lo logró. Pero, tras alcanzar el puesto de director general de Prisiones, pudo detener las sacas, así como los linchamientos indiscriminados.

Contrasta que estos desgraciados hechos–con un protagonista que, por cierto, ocupó el cargo de último alcalde republicano de Madrid–, ocurrida en aquellos días de 1936 no tenga un mayor peso en la exposición. A Melchor Rodríguez se le atribuye la frase: «Se puede morir por las ideas, pero nunca matar por ellas». Una honrosa máxima de uno de aquellos vecinos madrileños que lucharon contra el franquismo y que vivieron los 16 días objeto de la muestra, que parece no tener cabida en ella para la Oficina de Derechos Humanos y Memoria .