Galicia rechaza pagar el precio de los socios de Sánchez por su investidura
Rueda insiste en que «nadie» le puede «quitar nada» a la Comunidad para «dárselo» a catalanes y vascos como moneda de cambio por el Gobierno
SANTIAGO
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Iniciar sesiónManeja Alfonso Rueda la convicción, y lo dice en público sin rodeos, de que una nueva legislatura con Pedro Sánchez como presidente del Gobierno supondría una pésima noticia para Galicia. Se basa en lo que ha visto —o no ha visto— hacer en los últimos ... cinco años, el último año y medio como titular de la Xunta; y en lo que el propio Sánchez le prometió en Moncloa y no cumplió «para nada». Rueda sabe que mientras el PP gobierne Galicia, la Comunidad irá en el furgón de cola de las preocupaciones de Sánchez. Desde que éste digirió el 28M y resolvió convocar elecciones generales, lo que dejó el Ejecutivo en funciones, directamente, denunció ayer Rueda, se ha dado paso a una «parálisis». Todo esto escuece en San Caetano. Pero por donde no está dispuesto a pasar el presidente de la Xunta es por el aro de que las demandas de Galicia sigan desatendidas y, además de no recibir lo que le corresponde, se le detraiga para favorecer a Cataluña y País Vasco y así conseguir el apoyo a la investidura del candidato socialista. «A nosotros nadie nos puede quitar nada para dárselo a otros», advirtió ayer Rueda en comparecencia posterior a la reunión semanal del Consello.
El presidente de la Xunta lleva desde comienzos de agosto verbalizando el rechazo de Galicia a que se concedan privilegios a los socios de Sánchez en detrimento del resto de autonomías. Insistió en Soutomaior, en el acto del PP de arranque del curso político, y lo ha seguido haciendo desde entonces. Este jueves censuró que «se vea como normal que una comunidad autónoma que debe 70.000 millones de euros parece que pide la condonación de todo y, aparte, 20.000 millones más (...), a costa de quitárselo a los otros». «Ahí Galicia va a ser absolutamente firme», aseguró. «Reparto equitativo, igualitario y justo, sí. Dejar de recibir, dejar de que se atiendan nuestras prioridades para atender las reclamaciones de otros, que lo único que están ofreciendo es la posibilidad, a quien está dispuesto a ceder, para que sea presidente del Gobierno, no sería de recibo en absoluto», sentenció.
Dispuesto, para empezar, a conformar un frente común« de agraviados, Rueda no oculta que los acontecimientos de las últimas semanas le preocupan enormemente, »cada vez más«; ya no lo que se está »viendo«, con Iñigo Urkullu y Carles Puigdemont poniendo precio al apoyo de PNV y Junts a Sánchez y el Gobierno sin desacreditarlo, »sino lo que no estamos sabiendo«. Pero ya es suficiente motivo de desvelo lo que se airea en público, comenzando por la »insinuación« de una »aportación económica que habría que hacer en Cataluña, y que a algunos le sacarían«.
El «encaje» catalán
Lo que es evidente es que Cataluña, como el País Vasco, ha convertido la gobernabilidad de España en su mejor baza para obtener contraprestaciones. El órdago de Puigdemont ha llevado a Feijóo no sólo a descartar el diálogo con Junts, sino a apelar nuevamente al PSOE y a proclamar el miércoles: «Tenemos que buscar un encaje del problema territorial de Cataluña». Palabras en las que se reafirmó ayer, asegurando que había elegido el término «encaje» de forma intencionada.
La postura de la Xunta es conocida: preservar un marco de igualdad entre territorios como premisa fundamental, evitando dar ventajas a unos que se conviertan en desventajas para el resto. Ya lo explicitó Rueda cuando Urkullu pidió más privilegios para el País Vasco. En Galicia impera el 'no queremos ser más que nadie, pero tampoco menos' que ya enarbolaba desde San Caetano quien hoy lidera el PP. «Confiamos en Feijóo y en su intento de ofrecer una alternativa constitucional que impida que el PSOE hipoteque el futuro de España e inicie un camino de división que ya no tendrá retorno», señalaron ayer fuentes cercanas al presidente del PPdeG.
Ayer Rueda, ante la prensa, volvió a subrayar las diferencias con el PSOE, que avala «hablar con un prófugo de la Justicia» que exige el «quebrantamiento de tantas cosas que dábamos por inquebrantables hasta hace muy poco». «Lo lamentable es que alguien esté dispuesto a hablar de esos temas», que conllevan romper el «marco constitucional», añadió, «aunque nos digan que, en realidad, es una propuesta de máximos que ya se irán rebajando; no fue la impresión que me dio».
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