La orla más peculiar de la universidad de Santiago: solo dos alumnos y mucho mérito
En el cuadro que colgarán las familias de la primera promoción del doble grado de Farmacia y Óptica de la USC hay más profesores que estudiantes
Los rostros de la Universidad hace 140 años
Santiago de Compostela
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Iniciar sesiónHabitualmente las orlas de fin de grado, o las que ponen el colofón a cualquier tipo de estudios, universitarios o no, están encabezadas por fotografías de unos cuantos profesores —con más espacio para la del padrino— y, a continuación, las de los alumnos, en cantidad ... variable, pero siempre numerosa. Pero esta tónica la ha roto este año la orla de la primera promoción del doble grado de Farmacia, Óptica y Optometría de la Universidade de Santiago de Compostela (USC). Aquí se giran las tornas y en el cuadro hay 32 profesores por solo dos alumnos. La que seguramente sea la orla más peculiar de España tiene su historia.
Esos dos alumnos de la promoción 2017-2023 de este doble grado son Alberto Lázara Viéitez y Tamara Pereiro, dos jóvenes estudiantes de los municipios de Silleda (Pontevedra) y Melide (La Coruña), respectivamente. La explicación de que solo ellos estén en la orla es bien sencilla: son los únicos que han conseguido llegar al último curso, pues, de la decena de alumnos que comenzaron estos estudios allá por el año 2017, todos han ido progresivamente arrojando la toalla.
Son dos alumnos, pero por ahora Alberto es el único que ha completado la totalidad de los estudios, convirtiéndose en el primer titulado del doble grado de Farmacia, Óptica y Optometría de la universidad compostelana. Pero en una conversación con ABC, este alumno quiere poner en valor a su compañera porque «parece que ella se quedó atrás y no es así», pues Tamara está cursando los estudios año a año según lo estipulado. «Aquí, si alguien acabó de forma anómala fui yo», explica Alberto, ya que una carrera universitaria pensada para siete cursos, él ha conseguido completarla en seis.
«Con una carrera tan difícil y larga, me propuse adelantar asignaturas para acabarla cuanto antes»
Alberto Lázara
Estudiante
Con «una carrera tan difícil y tan larga por delante», Alberto se había propuesto, «sobre todo los primeros años», ir adelantando asignaturas con la intención de «acabarla cuanto antes». No fue un camino fácil. A las exigencias de unos estudios ya de por sí difíciles se añadía en este caso ser los 'conejillos de indias' de la primera promoción de una doble titulación que cuenta con asignaturas de diferentes carreras. Ellos no solo tenían que cambiar de aula sino también de facultad, en una auténtica gincana por el campus universitario compostelano.
Y, para más complejidad, el hecho de que la USC no cuente en este momento con un edificio propio de Farmacia —el viejo está cerrado y la universidad proyecta construir uno nuevo—, así que los alumnos de este grado se recolocan en aulas de facultades donde se imparten otras carreras, tales como biología, derecho o ciencias políticas, entre otras especialidades.
Pese a estos problemas de infraestructura, Alberto agradece las facilidades que los profesores les han dado para compaginar los diferentes estudios a la hora de cuadrar clases y exámenes, especialmente las coordinadoras del doble grado: «Me estuvieron ayudando mucho, siempre pendientes de que me cuadraran los horarios. Y también, en general todos los profesores nos estuvieron ayudando un montón. Siempre fueron comprensibles si, por ejemplo, nos teníamos que ir unos minutos antes, etcétera«.
Cambios en el plan de estudios
La experiencia de Alberto y Tamara, como los únicos alumnos de la primera promoción, ha ayudado a los responsables de los estudios a pulir la organización del plan de estudios. De hecho, ahora esta doble carrera ha pasado de siete a seis cursos manteniendo las mismas asignaturas, gracias a la experiencia previa de esta primera promoción de graduados.
Ahora, ya como —doble– graduado, Alberto trabaja en una farmacia de Santiago de Compostela, donde le contrataron después de haber hecho allí las prácticas curriculares. No sabe hacia donde orientará su futuro laboral, aunque dice que no se ve «encerrado» dedicando su vida a la investigación. Pero para Alberto, que asegura que en estos seis años ha podido compatibilizar —eso sí, «durmiendo poco»— las exigencias académicas con el ocio universitario, sus intereses no se limitan a la farmacia, la óptica o la optometría. A sus 24 años, es un amante de las artes escénicas y toca en un grupo de música. Y, pese a esos seis años de estudios y doble grado, no descarta encaminar su futuro laboral por ahí.
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