Montero y Belarra diseñan el resurgir de Podemos en Galicia: regreso a las calles y una «tasa Ortega» contra los ricos
Protagonizan junto a Isabel Faraldo, candidata morada a la Xunta, un acto en La Coruña en el que se dejan entrever los mensajes clave para desligarse de Sumar
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Madrid
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Iniciar sesiónMaría y Teresa (nombres ficticios) reparten folletos a la entrada del mitin de Podemos, pero solo una de ellas afirma que votará en morado el próximo domingo. No lo hará tampoco por Sumar, que para ella es «un PSOE de marca blanca», sino ... que elegirá al BNG. El voto útil. El que recomendó Pablo Iglesias que, a pesar de todo lo ocurrido en los últimos años, sigue siendo un referente en la militancia del partido. «El bloque es la única opción de echar al Partido Popular de la Xunta», señala María. El voto útil, reitera una y otra vez. A su lado, mientras sigue repartiendo folletos para manifestarse en las calles el próximo 8 de marzo, su amiga afirma, en cambio, que sí votará a Podemos. «Es el autobús que me lleva más cerca de casa», señala con una metáfora que explica a la perfección la diferencia que hay ahora mismo entre la formación de Yolanda Díaz y la de Ione Belarra. «Podemos es el auténtico partido de la calle. El de la gente», explican las dos.
Y a la calle es donde creen que debe volver Podemos para reconstruirse. A esas manifestaciones desde las que un día creció para convertirse en la fuerza del cambio. Una idea que dejó también entrever Irene Montero, cuya voz -tocada por la alergia- sonaba más grave de lo habitual, pero igual de populista. «Podemos siempre ha sido su militancia. Su gente. Personas que, sin esperar nada a cambio, por la conciencia de que todos juntos podemos conseguir cosas imposibles, prestan su esfuerzo», irrumpió la exministra, que con su primera frase ya se había metido en el bolsillo a los 300 simpatizantes presentes en el acto principal de la campaña.
Un mitin «modesto», como reconocen varios miembros de la organización en conversación con ABC, que forma parte de una campaña casi improvisada. Porque la lógica apuntaba a que Podemos concurriría a estas elecciones junto a Sumar, igual que en las generales. Lógica que estalló por los aires con la escisión protagonizada en el Congreso. Aun así, la dirección de Podemos en Galicia abogaba por una coalición que ayudara a desalojar al PP de la Xunta, pero la irrupción de Pablo Iglesias pidiendo el voto para el BNG y denostando a Yolanda Díaz hizo saltar por los aires cualquier acuerdo con Sumar.
Así las cosas, el próximo domingo, por primera vez, habrá una papeleta de Podemos a disposición de los gallegos. Un hecho inédito, pues nunca antes desde la formación del partido, allá por 2013, ocurrió algo parecido en Galicia. Siempre habían ido en coalición con las Mareas y Galicia en Común, pero el 18 de febrero, «por fin tendremos la papeleta morada», señalaba este sábado orgullosa Isabel Faraldo, candidata a la Xunta por Podemos.
Su reivindicación iba más allá de la simbología de ver el nombre del partido impreso. Faraldo puso en valor la autenticidad de la formación, la única, según ella, que se atreve con los poderosos y que hace políticias reales. Proclamas respaldadas por la propia Montero y por la secretaria general, Ione Belarra. «La capitana», como la definió Faraldo.
Las tres protagonizaron discursos mellizos, con ideas principales que son claves para curarse las heridas que aún siguen sangrando tras la escisión con Sumar. Porque el PP fue la diana favorita de sus dardos, pero muchos otros fueron a parar al equipo de Yolanda Díaz e incluso al PSOE. «Hace falta defender el feminismo, pero no solo porque mole mucho ir a una manifestación a decir que somos feministas. Hace falta defenderlo cuando aparece la reacción machista o la guerra judicial y mediática intenta ponerte contra las cuerdas contra el mayor avance legislativo que hemos hecho. Ahí, en esos momentos difíciles, Podemos se quedó solo. Nos dejó solos el PSOE y nos dejó solos Sumar mientras nos atacaba la derecha. Hay que ser valientes para defender el feminismo cuando no sopla el viento a favor y también cuando arrecia la guerra judicial y mediática», revindicó Montero ante el aplauso general de los simpatizantes. El mismo aforo, por cierto, que concitó Díaz en su regreso a Galicia el jueves.
La «tasa Ortega»
Además de desligarse del resto de la izquierda, las líderes de Podemos marcaron el nuevo rumbo de la formación. Lo hicieron atacando a Amancio Ortega, al que señalaron como uno de los problemas de Galicia y de España. «Faraldo fue la única que pronunció en el debate las dos palabras prohibidas: Amancio Ortega. Nadie más se atrevió a decirlo, porque el resto de fuerzas le lamen las botas a Amancio Ortega. Pisan y besan por donde él pisa. Cómo van a subirle los impuestos si no son capaces de nombrarles. Esto es muy importante, porque el PSOE tiene tendencia a decir una cosa en campaña y a hacer luego. Pero nunca quiere enfrentarse a los poderosos», señaló Belarra, sobre la opción de elevar la presión fiscal a los más ricos. Una idea que antes había deslizado también Montero y que sobrevuela en el programa de Podemos en las elecciones. Ese impuesto a los ricos que, según Faraldo, dejaría 1.600 millones en Galicia. Lluvia de euros para «dependencia, educación y sanidad». Para las «políticas reales», como se empeñan en decir, como si las de los demás partidos no lo fueran.
Otro de los temas comunes entre las tres oradoras fue el campo. «Hay una tentación en la progresía mediática de decir que son movilizaciones de la extrema derecha, pero hay un malestar, una necesidad real que no está siendo atendida. El problema de los trabajadores del campo se llama Mercadona, Carrefour y Lidl. Es urgente que se cumpla la ley de cadena alimentaria», reivindicó Belarra, además de pedir el boicot a Israel en Eurovisión.
Público entregado en ese momento entre el que no estaban ya María y Teresa. Cansadas, aburridas o descreídas. Quién sabe. Quizá ilusionadas tomando las calles, donde esperan de nuevo para ver si Podemos resurge o se estrella el próximo domingo en las elecciones.
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