El garabato del torreón
Un siglo de Ronsel
Parece increíble que en tan breve discurrir fuese capaz de reunir su asombroso plantel de colaboradores
La semilla de las vanguardias literarias, tan fértil en la Europa de principios del siglo XX, dio fruto abundante en Galicia. Suele señalarse como hito inicial el famoso manifiesto 'Máis Alá', de Manuel Antonio y Alvaro Cebreiro.
Es de 1922. Alrededor de ese año se ... mueve la cosecha vanguardista gallega, espigada sobre todo en revistas de más o menos enjundia. La pionera de todas ellas fue Vida, que asoma la cabeza en 1920, en A Coruña, como nos enseña la profesora María Victoria Carballo-Calero. Coruñesa es también Alfar, el más importante de nuestros cuadernos de vanguardia.
Sale a la calle en 1923, un año antes que Ronsel, la revista lucense de vida breve (seis números solamente) pero de gran riqueza literaria y estética. Creada y orientada por Evaristo Correa Calderón y Álvaro Cebreiro, su corta biografía solo alcanza seis números, impresos todos en la tipografía de Palacios. Apareció el primero en mayo de 1924. Y el último, en noviembre de ese mismo año. Parece increíble que en tan breve discurrir fuese capaz de reunir su asombroso plantel de colaboradores.
Es el secretario de redacción Álvaro Gil, un chaval entonces de veinte años recién cumplidos. Están allí las firmas de Gómez de la Serna, Cansinos Assens, Teixeira de Pascoaes, Risco, Castelao, Cabanillas, Bal, Guillermo de Torre, Paco Luis Bernárdez, Luis Pimentel…
La cuota femenina la aportan Mercedes Pimentel, Norah Borges y María Leonor Reis, a quien hemos de leer años después en la revista 'Lusitania'. Amigos muchos de ellos procedentes de las tertulias madrileñas de Correa Calderón, por entonces 'arredista' indeclinable y tenaz monolingüista, incapaz (según Cansinos) de hablar otro idioma que no fuera el gallego. Años después, circunstancias, convicciones o decepciones le pondrán los pies en la tierra.
Le gustaría al cronista que el centenario de Ronsel, aquel sueño cultural en el Lugo de hace un siglo, no pasase inadvertido en la ciudad donde nació y discurrió su corta vida.