Pazguato y fino
Vigo y la fábrica de enemigos
La confrontación entre Xunta y gobierno local solo beneficia al alcalde
Abel Caballero relaja la tensión entre Concello de Vigo y Xunta
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Iniciar sesiónCon Abel Caballero funciona más el criterio personal que el político. Baste ver su apoyo explícito a su sobrino Gonzalo cuando este aspiró a la Presidencia de la Xunta en 2020, a pesar de que las diferencias políticas entre ambos en el pasado no ... podrían haber sido más evidentes. El alcalde le consiguió en Vigo el mejor resultado urbano posible. Que no se dijera que él no se comprometía con Gonzalo, vino a evidenciar. Distinto es que pasadas las autonómicas se desentendiera y no moviera un dedo para que en las siguientes primarias no revalidara la secretaría general. Eso es otra historia.
Ahora parece que esa sintonía personal vuelve a ponerse de manifiesto con la nueva delegada de la Xunta en Vigo, Ana Ortiz, a la que ya había tratado durante su etapa —algo lejana— de subdelegada del Gobierno en Pontevedra. Conociendo al alcalde, todo hace pensar que cambiará el tono y las formas cuando le interese, recuperando las soflamas contra el enemigo de turno, que no es otro que el inquilino de Monte Pío, se llame Feijóo o Rueda. Porque en el relato de Caballero, el supuesto maltrato a Vigo es estructural en este PP y a él le toca defender a su ciudad de las afrentas externas. Esta película funciona mejor que 'Barbie' en los cines. Lleva años arrasando en la taquilla de las urnas.
Aun siendo una moderación veraniega con un mucho de postureo, debe ser celebrada. Y la Xunta debe aprovecharla. El clima de confrontación entre gobierno local y regional solo tiene un beneficiario: el alcalde y sus intereses electorales, que poco a poco revierten el voto dual que hacía al PSOE ganar las municipales y al PP las generales y las autonómicas. Vigo cada vez vota más socialista, con independencia de la elección que sea.
La primera ciudad en población de Galicia es demasiado importante para que el centro-derecha la desperdicie en batallitas estériles contra Caballero. Yendo de la mano, el alcalde seguirá en el cargo el tiempo que él considere —y la biología permita—; pero el PP tendrá cartas para mantener su primacía en las autonómicas, la próxima piedra de toque electoral. Y si el PP de Vigo se une de una vez, ya ni les cuento.
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