Los campus empiezan a abrirse a la empresa con los nuevos grados duales

Sin ningún precedente en el sistema universitario gallego, la UDC inició el camino en el curso 2019-2020. «Fue complicado», reconoce la vicerrectora de Planificación Académica e Innovación Docente, Nancy Vázquez. Entonces, los grados duales no contaban todavía con ninguna regulación oficial, pero a finales de septiembre de 2021 el Gobierno publicó el nuevo real decreto de organización de las enseñanzas universitarias que establece cómo deben ser estas titulaciones. Para contar con una especialidad dual, el porcentaje de créditos que se desempeñen en la empresa —u otras entidades colaboradoras— debe ser de entre el 20 y el 40 % en el caso de los grados, y del 25 al 50 % en los másteres. El periodo de formación fuera de las aulas es, de este modo, mucho mayor que el de las habituales prácticas. En el caso del grado de ingeniería eléctrica, los alumnos del cuarto curso se marchan a compañías como Navantia, Reganosa, Fridama o Tecsoled a formarse. La estancia en las empresas debe de ser, además, remunerada.

Nancy Vázquez explica que la UDC apostó por esta figura porque «era una formación que demandaban mucho las empresas» y permite responder mejor a las «demandas del mercado laboral». Para poder poner el primer grado dual del sistema universitario gallego en marcha contaron con el asesoramiento de universidades catalanas y vascas y se reunieron con expertos de países como Francia y Alemania, donde el modelo funciona desde hace tiempo. La UDC ha implantado ya este curso la mención dual en el nuevo grado de Inteligencia Artificial, compartido con las universidades de Santiago y Vigo. Los alumnos que lleguen a cuarto y escojan la especialidad en el campus coruñés tendrán la posibilidad de recibir la formación en diferentes empresas. La institución académica prepara ya nuevas titulaciones, pero no será posible implantarlas el próximo curso. «Las universidades no somos muy ágiles», indica Vázquez, quien explica que el proceso de creación de grados es complejo administrativamente. Esperan ampliar el catálogo de cara a 2024-2025.

En Vigo sí que habrá novedades. En el curso 2023-2024 se estrenará el grado de ingeniería de la automoción, que tendrá mención dual. Para ello han estado trabajando con compañías como Stellantis, la patronal del metal (Asime), el Centro Tecnológico de la Automoción de Galicia (CTAG), el clúster del sector (CEAGA) o Aimen. También se pondrá en marcha un nuevo grado en Turismo que permitirá a los alumnos recibir la formación en diferentes compañías del sector. «A la universidad siempre se nos critica que estamos alejados de la sociedad», reflexiona el vicerrector de Profesorado, Docencia y Titulaciones de la UVigo, Alfonso Lago. Cree que la formación dual es una forma de corregir esa deficiencia. Lago destaca que, desde el primer momento, las empresas implicadas en el desarrollo de las nuevas titulaciones han mostrado su apoyo al proyecto. La UVigo espera contar con alguna titulación dual más en el curso 2024-25. «Estamos trabajando en la implantación de un nuevo grado dual en el ámbito tecnológico», indica el vicerrector.

En Santiago están empezando a abordar también la implantación de grados y másteres duales, pero de momento no hay propuestas concretas sobre la mesa. Según explica María José López Couso, vicerrectora de Titulaciones e Internacionalización, la USC «está trabajando en la actualización de su reglamento de titulaciones de grado y máster e incorporará la referencia a la mención dual para ambos títulos». A partir de ahí, los centros docentes podrán empezar a realizar sus propuestas. «Se abre un nuevo escenario que es preciso explorar y desarrollar de una forma reflexiva para valorar qué estudios pueden ser más proclives a esta fórmula», indica la vicerrectora.

Aunque hasta el momento, las propuestas de las universidades gallegas están relacionadas con titulaciones de carácter técnico, la vicerrectora coruñesa explica que los grados de letras no tienen por qué quedarse fuera. Pone como ejemplo su propia área docente, la lingüística. «En el máster de lingüística aplicada, que yo coordiné durante algún tiempo, podría haber empresas que se dedican a tecnologías como la traducción automática que aceptasen alumnos«, explica.

Una de las ventajas de las enseñanzas duales es la de facilitar la empleabilidad de los estudiantes. La intención, explica María José López, de la USC, es «mejorar la conexión del alumnado con el entorno laboral al que se dirigirá en su etapa profesional». Nancy Vázquez indica que los universitarios las demandan y en el caso del grado de ingeniería eléctrica no todos pueden cursar la mención dual dado que el número de plazas en las empresas es limitado y se seleccionan los mejores expedientes.

La extensión del modelo plantea la duda de si habrá un excesivo peso de la empresa en la educación. Alfonso Lago recalca que siempre es la Universidad la que diseña el «proyecto formativo», marca el plan de estudios y durante la etapa en las compañías debe de existir un coordinador docente al tanto de las tareas que desarrollan los alumnos. El nuevo modelo supondrá un reto de organización para los campus en los próximos años.