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GALICIA

Tres décadas como rescatador: «El peor día es el que no llegas a tiempo»

Después de treinta años a bordo del Pesca 1, Francisco Javier se jubila como rescatador. Ésta es su historia

Francisco Javier, uno de los rescatadores más veteranos de España MIGUEL MUÑIZ

Patricia Abet

Durante las últimas tres décadas el mar ha sido la oficina de Francisco Javier Díez y el helicóptero Pesca 1 su mesa de trabajo. Este rescatador que ayer recibió un reconocimiento por los cientos de salvamentos en los que ha participado estrena jubilación, aunque la sensación por el momento es la de «estar de vacaciones». La adrenalina del trabajo dará paso a días más tranquilos en los que disfrutar del deporte y la naturaleza, pero en la mente de este asturiano quedan grabadas decenas de jornadas en el mar en las que «el miedo no tenía cabida» . «No puedes temer nada, pero sí tenerle mucho respeto» explica en una conversación con ABC. El cómo Francisco Javier acabó convirtiéndose en uno de los rescatadores más veteranos de España es una historia que empezó cuando trabajaba en Vigilancia Aduanera en Algeciras. Cuando introdujeron los helicópteros en este servicio él fue uno de los primeros en montarse y un amigo lo animó a que se presentase a las pruebas. Lo demás vino rodado. Incluso voló con el escritor Arturo Pérez Reverte cuando éste se documentaba para uno de sus libros. Francisco Javier pidió una excedencia de la que nunca más regresó, porque el mar lo enganchó por dentro.

«Siempre me ha gustado la aventura y me he encontrado cómodo en este medio» explica para describir su trabajo como «complicado, pero a la vez muy gratificante». De los peores días a bordo del Pesca 1 el asturiano recuerda el desastre del «Prestige» y las veces que «no hemos llegado a tiempo y solo hemos podido recuperar cuerpos» . Prefiere no entrar en detalles porque todo forma parte del oficio y los días más negros los compensan otros en los que «las pasas canutas pero al final todo sale bien». Con cariño, el rescatador rememora algunas anécdotas que dan cuenta de lo excepcional de su profesión. «Hace unas semanas en una comida familiar mi sobrina me presentó a su pareja. Cuando se enteró de a qué me dedicaba me enseñó un vídeo. Era del rescate de un niño y de sus padres , que se habían quedado atrapados por las olas en unas rocas. Me preguntó si había participado en él y yo le dije que sí. Él era el niño al que salvamos» revela el homenajeado. Sin alardes y con la humanidad que ha marcado su camino hasta recibir el reconocimiento de la consellería do Mar, el rescatador se despide con un consejo para los que tomarán el relevo. «En el mar lo importante es estar siempre en alerta, prevenido , y no relajarse jamás».

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