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ENTREVISTA AL SECRETARIO XERAL DE EMIGRACIÓN

Rodríguez Miranda: «Si podemos ofrecer una vida digna a los retornados, Galicia debe estar orgullosa»

La Xunta se fija como prioridad el regreso de los gallegos en el exterior, sobre todo los que huyen del régimen de Venezuela

Antonio Rodríguez Miranda, durante su conversación con ABC MIGUEL MUÑIZ

MARIO NESPEREIRA

Hay dos palabras que monopolizan la agenda de Antonio Rodríguez Miranda (A Bola, 1967): retorno y Venezuela. En ellas se galvanizan sus preocupaciones y sus metas, como la de alfombrar la llegada de los gallegos castigados por el autoritarismo de Maduro.

—¿Cómo de dramática es la situación de los gallegos en Venezuela?

—Como la del conjunto del pueblo venezolano. Venezuela está pasando por una crisis social muy importante desde hace años, pero con el paso del tiempo se complica más. Muchas familias gallegas y españolas que tenían una vida acomodada, como cualquier familia media en España, en estos momentos pueden estar en serios problemas para conseguir el pan para llevar a la mesa. Y si tienes la mala suerte de tener una enfermedad, la situación se agrava, como en el caso de los mayores que requieren tratamientos crónicos. Se convierte en una situación de angustia porque no saben si los vas a poder conseguir. Es una situación compleja y sobre todo incierta. No se ve que haya retorno en la degradación.

—¿Cuánto tiempo y preocupaciones le ocupa en su día a día Venezuela?

—Nos preocupa y nos ocupa mucho. Lógicamente hay que estar presentes en el país, hay que ver las cosas de modo directo. La complejidad a veces nos complica el trabajo. Exige otras formas de trabajar: más esfuerzo a nuestro personal y periodos más largos para hacer lo mismo que en otro lugar.

—¿Pensó alguna vez que durante el desempeño de su cargo tendría que tramitar el envío de medicamentos?

—Para Venezuela no lo hubiese pensado. Cierto es que cuando empecé casi en enero de 2013, la primera vez que viajé allí vi un país en una situación muy complicada. En los últimos cinco años el proceso se fue deteriorando, pero en aquel momento no se planteaba con crudeza el tema de las medicinas, desde luego no con esta magnitud. Venezuela siempre fue un referente positivo para nosotros. La emigración allí significó para muchas familias una situación económica favorable, pero las circunstancias han cambiado de forma drástica.

—Además de la situación de carencia material severa, ¿les preocupa la seguridad?

—Nos preocupa siempre, en muchos países es una constante. Lógicamente en el caso de Venezuela también de manera muy alarmante. En algunos casos, por la propia situación de conflicto social que se vivió desde marzo a agosto, nos afectó a nosotros para el desarrollo de programas que hacemos allí, porque en ciertas situaciones la gente no sale de casa. Para mí los espacios seguros son los que me van marcando los gallegos de allí. Ellos mismos te trasladan de forma cotidiana su inquietud y no es raro que tengamos sobresaltos porque a un gallego o español le pasó algo en su vida, o que acabaron con ella.

—¿El régimen de Maduro les ha puesto en dificultades para enviar ayudas?

—El trabajo directo que hacemos allí es en colaboración con nuestra embajada, y de forma intensa con la consejería laboral. Tenemos la suerte de que tenemos allí un gallego al frente de la consejería laboral, que es Santiago Camba, antiguo secretario xeral en esta casa. Y luego con las comunidades gallegas. Son un auténtico referente para poder actuar en el país, porque nosotros no tenemos estructura administrativa. El contacto no suele ser habitual con las comunidades de allí y tampoco, tengo que decir que no tuvimos interferencias en este sentido.

—¿Detecta que existe un flujo cada vez más intenso de gallegos en Venezuela que quiere regresar?

—De forma clara. En las ayudas extraordinarias al retorno que concedimos este año, el 80% son para personas de Venezuela. De las ayudas al retorno emprendedor, más del 40% también fueron para gallegos que vinieron para establecerse aquí. Y de las becas que concedimos para los jóvenes del programa de Becas de Excelencia Mocidade Exterior, pues 25 personas son de allí. Evidentemente está claro que de las personas que están volviendo son de Venezuela, y vienen por la propia situación que vive el país.

—Un gallego que regresa de Venezuela, ¿a qué ayudas tiene derecho?

—Va a tener el respaldo de la administración por ser español y gallego. Por tanto, cualquier tipo de protección social o de fomento económico que exista en Galicia es igual de adecuado para esa persona como para una que ya está residiendo. Muchas veces las personas que vuelven no consideran esa situación: les parece que si vienen de fuera no pueden acceder a esas prestaciones. Ese punto de partida siempre lo tenemos que tener. Pero a mayores, tenemos los programas específicos que de momento están orientados a un apoyo asistencial, a un apoyo emprendedor y al complemento de la formación.

—En el caso de las personas jóvenes, ¿la educación es el puente de plata para los que quieren huir de una situación crítica?

—Sin duda, esa es la pretensión. Queremos facilitar un impulso más para regresar a Galicia a una generación de gallegos ya nacidos en el exterior, o aquellos que tuvieron que salir en un momento determinado en la crisis. Las becas van dirigidas a facilitar estudios de master en los ámbitos con un mayor grado de empleabilidad. Ese fue el criterio, y realmente es un buen impulso para que las personas tomen la decisión de venirse y se establezcan. Lo que queremos es que se queden. Para nosotros tiene un valor increíble. Esa gente nos está aportando una experiencia, un conocimiento y un saber hacer que viene de diferentes partes del mundo. Pero además, desde el punto de vista demográfico, Galicia tiene un problema que solucionar y nosotros tenemos mucha gente en el exterior (500.000 solo con pasaporte). Si somos capaces de generar atracción, estaremos incorporando savia nueva a la sociedad

—Ha ampliado las ayudas a emigrantes en situación de emergencia en varias ocasiones. La última de ellas en 200.000 euros, ¿ha pasado Galicia de ser un lugar de acogida sentimental a ser un proveedor de sustrato económico?

—Galicia antes podía ser el punto de referencia familiar y si, para esas personas que deciden dar un giro a su vida, la ven como un sitio hacia donde pueden venir, pues qué mejor alegría. Galicia no se puede entender sin esa comunidad exterior, sería distinta. Probablemente mucho menos evolucionada de lo que es hoy, yo tengo esa firme convicción. Si les podemos ofrecer una vida digna, Galicia se tiene que sentir muy orgullosa.

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