La población gallega, en caída libre con la mayor diferencia entre nacidos y fallecidos de España

En concreto, es la región con peor saldo vegetativo , la diferencia entre la cifra de alumbramientos y de defunciones. Mientras que entre enero y diciembre llegaron al mundo 19.412 gallegos , en ese periodo lo abandonaron para siempre 31.681 , lo que arroja un saldo negativo de -12.269. Es decir, que por cada 2 gallegos que nacen, mueren más de 3. La situación es similar a la que viven autonomías limítrofes como Castilla y León o Asturias, con las que Galicia ya se ha aliado para concienciar al Gobierno central, a la UE y, en general a la sociedad, de que el suicidio demográfico es uno de los principales problemas a los que se enfrenta el continente europeo .

El número de bebés que engrosaron la población gallega en 2015 es el más bajo desde hace trece años. Para encontrar un registro tan tímido hay que retroceder hasta 2002 , cuando solo nacieron 19.327 niños. No obstante, la caída respecto a 2014 no es todo lo fuerte que cabría esperar. La tasa de natalidad descendió un 1,1%, lo que hace que Galicia tenga el segundo mejor recorte del conjunto del Estado . Solo en Baleares la merma fue ligeramente inferior, del 0,9%. La variación estatal en la cifra de nacimientos fue del 2% y todas las regiones salvo cinco empeoraron ese dato.

Sin embargo, la mayor parte de los parámetros dibujan un escenario muy pesimista para Galicia. Sucede, por ejemplo, con la tasa bruta de natalidad , esto es, los nacimientos por cada 1.000 habitantes. Mientras que la media nacional es de 9, en Galicia es de 7,1.

En cuanto a las defunciones, la variación con respecto a 2014 fue del 5,9%, mientras que, de media, en España fue del 6,7%. La tasa bruta de mortalidad , que mide los fallecidos por cada 1.000 habitantes, determina que en la Comunidad se produjeron 11,6 muertes por cada millar de personas, mientras que el promedio estatal fue de 9,1.

Más allá de los dígitos autonómicos, el estudio también permite observar el comportamiento demográfico de cada una de las cuatro provincias gallegas. De los 19.412 nacimientos registrados —que representan solo el 4,63% de los 419.109 anotados en toda España— la mayor parte se produjeron entre las provincias de La Coruña y Pontevedra. En 2015, vieron la luz 8.382 nuevos coruñeses (43,2% del total), por 7.027 pontevedreses (36,2%), 2.172 lucenses (11,2%) y 1.831 orensanos (9,4% del total).

Si se analizan los fallecimientos, se ve que los 31.681 lamentados en la Comunidad supusieron el 7,5% del Estado. Murieron 12.601 coruñeses (39,8%), 9.288 pontevedreses (29,3%), 5.124 lucenses (16,2%) y 4.668 orensanos (14,7% del total). El saldo vegetativo de cada provincia deja a La Coruña con el peor dato de las cuatro : -4.219. Le sigue Lugo, con 2.952, Orense con -2.837 y Pontevedra con -2.261, el mejor pero en cualquier caso también negativo. Cabe recordar que la media estatal es de -2.753.

El INE, en su informe anual llamado «Movimiento Natural de la Población», proporciona también cifras respecto a la esperanza de vida de los nacidos en 2015, que es de 82,7 años , exactamente la misma que la media nacional. El ranking de regiones lo lidera Madrid con 84 y lo cierra Andalucía con 80,7.

Otro de los indicadores proporcionados es el número de matrimonios. En Galicia se produjeron 9.234 uniones entre cónyuges , el 5,5% de los «sí, quiero» de toda España. Una abrumadora mayoría lo hizo a través de la vía civil : 6.610 frente a los 2.486 que optaron por la Iglesia. Hubo 27 matrimonios por otros credos y existen 111 casos donde no se identifica rito.

Aunque el suicidio demográfico no es una cuestión que pueda resolverse a corto plazo ni con el esfuerzo solo de la administración autonómica, Galicia tiene varias medidas en marcha que pretenden hacer de la región un territorio propicio para la natalidad . Además de las deducciones fiscales por cada hijo o la ayuda de 1.200 al año por bebé —vigente para 2016 y 2017—, se prevé la construcción de guarderías en polígonos industriales (como medida de conciliación) o la creación de «casas nido» , ideadas para que emprendedores puedan convertir su casa en una pequeña guardería en núcleos del rural.