Orzán, un mar que merece siempre respeto
Se trata de una playa muy segura, si se atiende a las normas elementales de prudencia
L.V.
Situada en el corazón de A Coruña, la playa del Orzán , de 700 metros de longitud, es contigua a la de Riazor, que da nombre al estadio de fútbol de la ciudad. Históricamente, la fuerza del oleaje en los inviernos coruñeses hacía que ... el mar inundase plazas interiores de la ciudad, como la de Pontevedra. Para poner fin al problema, en los años 80 se procedió al relleno de arena de las dos playas. Así la balaustrada del paseo marítimo quedaría protegida. En realidad ni eso pudo con la fuerza del mar. Raro es el invierno de temporales en que no cae la balaustrada . Hace tres años, las olas invadieron la carretera del paseo marítimo y arrastraron a un niño, salvado por un paseante cincuentón, quien por unos días se convirtió en un héroe local. El año anterior, cerca del Orzán, el mar se llevó unos bancos ornamentales y uno de ellos segó la pierna de un paseante.
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En el 2010, el Orzán y Riazor fueron ampliadas de nuevo con más aportes de áridos, 320.000 metros cúbicos de arena traída de canteras. Con ello se ampliaba la playa para su disfrute y se aumentaba la protección ante los temporales. Sin embargo ese relleno cambió la morfología de la playa, que ahora tiene un escalón muy pronunciado en la zona de entrada del agua, de tal manera que pierdes pie abruptamente. A raíz de ahogamientos anteriores, algunos especialistas aseguran que la caída de la ola se ha vuelto más traicionera en la pendiente del escalón .
La mayoría de los ahogamientos guardan relación con imprudencias
El Orzán y Riazor son con todo playas muy seguras si se atiende a las elementales normas de prudencia. Todos los días del año, llueva o truene, un grupo de personas mayores, conocidos cariñosamente en la ciudad como “Os Morsas”, se bañan sin problemas en las aguas de la ensenada atlántica. La mayoría de los ahogamientos en los últimos años guardan relación con imprudencias , sobre todo baños eufóricos a altas horas de la madrugada, animados por la ingesta de la fiesta. Así, el pasado junio, en la noche de San Juan, celebradísima en la ciudad, murió ahogado uno de los miles de jóvenes que disfrutaban de la velada en los arenales iluminados por las lumeiradas.
El mar del Orzán siempre merece un respeto. Hace unos años, en pleno agosto benigno, una ola imprevista partió una trainera en una prueba de remo que se celebraba en la playa.
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