Luis Ojea - La semana
Un partido más dividido, polarizado e hipotecado
El mercadeo y los enjuagues de campaña obligarán al secretario general a más componendas durante su mandato. Nuevos grilletes para la dirección
Tal como van las cosas, quizá acabe instalándose en España la moda de celebrar el cuarto jueves de noviembre el Día de Acción de Gracias. Es incluso probable que en esa tesitura muchos prepararían el pavo sin tener la más remota idea -ni ... ganas de tenerla- de lo que la tradición cuenta que sucedió en Plymouth en 1621 y lo que significaba aquel encuentro entre colonos ingleses en el actual Massachusetts y nativos de la tribu Wampanoag. Y mucho menos de los trabajos académicos que subrayan que el primer festejo de este tipo fue llevado a cabo medio siglo antes por los españoles que habían llegado a Florida.
Las modas son eso, modas . Y últimamente preponderan las importadas sobre las autóctonas. En los últimos años hay ya casi más hábito de ver estos días a personas disfrazadas de forma supuestamente terrorífica por Halloween que de verlas visitando los cementerios por el Día de Difuntos. Incluso aquellos a los que su ideología prohíbe consumir «productos yanquis» rebuscaron en su baúl mitológico para rescatar el Samaín y poder celebrar la festividad como los estadounidenses , pero sin parecer estadounidense. Renegando en cualquier caso de la tradición propia, porque esa debe parecerles fruto de la imposición colonialista.
Hay modas que aunque estén de moda son muy ridículas. Sobre todo, algunas que provienen de culturas muy distantes de la nuestra. No encajan. Hay ámbitos en los que resulta inocuo, cuestión estética. Y esferas, como la política, donde el problema ya no es solo que una práctica importada desentone más o menos, sino que en el tránsito se deturpa su sentido original y acaba provocando resultados diametralmente diferentes. Ocurre, por ejemplo, con las primarias.
Las desarrolladas este fin de semana por el PSdeG son un caso paradigmático. Los militantes socialistas han elegido un líder . Lo que seleccionan los estadounidenses es un candidato. Y no, no es lo mismo. Ni el momento lo es -queda mucho para unas elecciones autonómicas-. Ni el sistema político de aquí y de allá se parecen -uno es «mayoritario» y otro matizadamente «proporcional»-. En coordenadas distintas -oh, sorpresa- una praxis pretendidamente semejante puede acabar provocando resultados muy distintos.
De estas primarias sale un partido más dividido . No por quien ha vencido ni el margen con que lo ha hecho. Ganase Gonzalo Caballero o Valentín González Formoso el propio proceso de selección aboca a una fractura interna. En este caso, incidiendo en la inveterada tradición socialista de que medio partido esté maniobrando permanentemente contra el otro medio para debilitar al líder de turno.
Segundo, las primarias polarizan al partido. Eligen los afiliados y ello aboca a mensajes en clave interna. Los candidatos rivalizan -ha ocurrido en esta campaña- en el terreno de las esencias. «El orgullo de ser socialistas» y este tipo de fruslerías que al parecer enardecen a los militantes. El problema es que lo que motiva al simpatizante puede no ser lo mismo -habitualmente no lo es- que lo que moviliza a un votante sin carné de esa organización. No se ensanchan las bases, se encierra a la formación en sí misma.
Y tercero, de este tipo de procesos salen liderazgos más hipotecados. El apoyo de este, la neutralidad de ese o la capacidad de arrastre de aquel otro. Sea de forma explícita o subrepticiamente. Nunca gratis. El mercadeo y los enjuagues de campaña obligarán al secretario general a más componendas durante su mandato. Nuevos grilletes para una dirección que en cualquier caso ha explicitado que el PSdeG seguirá «cómodamente» instalado en la prisión de las ocurrencias y delirios del sanchismo .
Sí, hoy medio partido amanece satisfecho por la victoria, pero lo cierto es que su partido sale de este proceso más dividido, polarizado y con nuevas hipotecas que habrá de afrontar en su mandato. Hay modas que no salen a cuenta . Hay -ya había antes de la importación de las primarias- fórmulas de selección de liderazgos más eficientes y menos gravosas.