El jefe de la investigación del crimen de Samuel: «Podría ser más que un homicidio, el abuso de superioridad está acreditado»

Por ahora no ven indicios suficiente para calificar la muerte de Samuel como un crimen homófobo, pero ¿hay algún dato que apunte en ese sentido?

Los agresores y la víctima no se conocían anteriormente. Solo uno de los testigos –la amiga de Samuel– asegura que hubo insultos homófobos. Nosotros recogemos indicios pero luego debe ser la fiscal y la juez quienes deben valorar si hubo delito de odio.

¿Se sintieron presionados en algún momento?

Primero, tengo que dar las gracias a la familia de Samuel por su templanza. También al delegado del Gobierno –José Miñones– por sus declaraciones siempre contenidas. A pesar de la presión, se confió en nosotros para poder trabajar.

Ibrahima –el joven camerunés– fue muy valiente intentando ayudar a Samuel cuando estaba siendo golpeado brutalmente. ¿Su vida llegó a correr peligro?

Absolutamente, sí. Ibrahima protegió a Samuel en varias fases de la agresión. De hecho, nosotros a los agresores les achacamos también tentativa de homicidio por los golpes que recibió Ibrahima.

¿Y por el crimen de Samuel?

Podría ser algo más que un homicidio –en alusión a un delito de asesinato–. El abuso de superioridad está acreditado. Y alevosía puede que también por golpearle cuando estaba ya inmóvil. De todas formas, eso le corresponderá decirlo a la fiscal y a la juez.

Los informes de ADN entregados a la juez sobre el perfil genético de dos de los detenidos parecen pruebas contundentes.

El ADN fortalece las aportaciones probatorias sobre dos de los detenidos, pero Samuel murió por una sucesión de golpes del grupo.

Ustedes implican a cinco en la muerte de Samuel, los tres que permanecen en prisión y los dos menores. ¿Y qué hay sobre la actuación de la chica?

La chica –que fue detenida pero está en prisión provisional– agredió a la amiga de Samuel y no dejó que le ayudase cuando le golpearon. Le achacamos encubrimiento.

Tras el análisis de las cámaras de vídeo, del ADN y de más de 40 testificales. ¿Qué les falta por hacer?

Ahora estamos con el volcado de los teléfonos móviles –de los agresores–, y cuestiones más técnicas como la geolocalización de los terminales, etcétera.