El año económico en Galicia: el AVE llega y la crisis industrial permanece

Desde el pasado martes los gallegos pueden recorrer en apenas dos horas y cuarto el trayecto de Orense a Madrid por ferrocarril . El resto de las ciudades tendrán que esperar aún a la llegada de nuevos trenes con ancho variable para poder disfrutar de un viaje completo en un tren de alta velocidad, a unos 300 kilómetros la hora. Aún así la nueva conexión ferroviaria con la meseta reduce ya considerablemente el viaje desde cualquier punto de partida. Prometido en 2003 por el Gobierno de Aznar tras la crisis del «Prestige», la construcción de la línea se vio retrasada en innumerables ocasiones por falta de presupuesto en algunas anualidades y por la dificultad orográfica de algunos tramos. El que atraviesa el macizo orensano ha sido el último en inaugurarse. Son 103,9 kilómetros, pero la mitad de ellos transcurren por 31 túneles y otros 32 viaductos. En total, la línea ha costado más de 10.000 millones de euros de inversión. Cuando se anunció se dijo que entraría en funcionamiento en 2010, después se retrasó a 2012, a 2015 y a 2018. La quinta promesa, la de 2021, se ha cumplido in extremis.

El conflicto en torno a las fábricas de aluminio de Alcoa en Galicia se ha enquistado en el año que termina . En la factoría coruñesa —que había comprado el fondo de inversión Parter, en un primer momento, y el Grupo Riesgo, después— hasta tuvo que entrar la Policía. El 4 de marzo, agentes de la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) registraron la planta para buscar pruebas de una posible despatrimonialización. La jueza de la Audiencia Nacional, María Tardón, tras una denuncia del sindicato Confederación de Cuadros y Profesionales, investiga si Parter y Riesgo urdieron una trama para vender los activos que les pudiesen interesar, hacer caja y dejar abandonados a los trabajadores a su suerte. Ese mismo día se detuvo a cuatro cargos directivos de Riesgo, que continúan como investigados. La situación en la que dejaron las factorías de aluminio ha obligado a presentar un concurso de acreedores tras constatarse su insolvencia. Tras años de lucha, los trabajadores siguen esperando por una solución que permita volver a producir aluminio en la ciudad. En el marco del concurso podría aparecer un inversor interesado, aunque los elevados precios eléctricos, cada vez más disparados, siguen complicando la operación.

En San Cibrao, Alcoa ha dado un giro de guion en las últimas semanas . El año comenzó con paz social en A Mariña. Tras el fracaso de las conversaciones de la multinacional con el grupo inglés Liberty House para traspasar la última fábrica de aluminio primario que queda en España, los trabajadores levantaron la huelga. El objetivo era favorecer un clima de tranquilidad para las negociaciones entre Alcoa y el Gobierno central. El Ejecutivo de Pedro Sánchez se había comprometido a llegar un acuerdo para que la planta pudiese pasar temporalmente a manos del Estado a través de la SEPI. Pero en junio dio marcha atrás e instó a Alcoa a que volviese a negociar directamente con inversores. Unos meses después, en octubre de 2021, el Supremo daba carpetazo definitivo a la posibilidad de que se ejecutasen los 524 despidos previstos en la factoría. El Tribunal declaraba nulo el ERE presentado en 2020 y acusaba a la multinacional de negociar de «mala fe». Sin mucha alternativa, Alcoa realizó hace un mes su última propuesta. La multinacional del aluminio seguiría al frente de la planta pero a cambio de apagar las cubas de electrólisis —el proceso para el aluminio primario, que consume gran cantidad de energía— hasta 2024. Los trabajadores se niegan. Alcoa insiste. Este lunes, día 27, tendrán que votar si aceptan la propuesta de la empresa.

Con el conflicto de Alcoa sin resolver, A Mariña recibió un nuevo jarro de agua fría con el anuncio de Vestas de cerrar su factoría de Viveiro. Los trabajadores ya han recibido las cartas de despido y la planta de componentes para aerogeneradores se clausurará el 31 de diciembre. Existe el compromiso por parte de la empresa para seguir buscando algún inversor durante todo el año próximo, pero hasta ahora, los primeros fondos que mostraron interés a la Xunta exigían adquirir una fábrica operativa.

Vestas ha sido la segunda fábrica de componentes para la industria eólica que cierra en Galicia en 2021. En marzo lo hacía también la factoría de Gamesa en As Somozas, especializada en palas de aerogeneradores. Las clausuras se producen pese a la avalancha de proyectos para construir nuevos parques en la Comunidad, que han provocado una gran contestación social a lo largo del año. El volumen de peticiones ha sido tal que la Xunta ha decidido establecer una moratoria para no admitir más solicitudes durante el próximo año y medio . La administración gallega ha incluido la medida en la ley de acompañamiento del proyecto de presupuestos que ya ha aprobado el Parlamento gallego. Galicia dispondrá este año 11.627 millones, la cifra más alta de su historia.

El año económico en Galicia ha estado también marcado por la sentencia de la Audiencia Nacional sobre Ence. Aunque la última palabra la tendrá el Supremo, la Justicia dictaminó en verano que la fábrica de pasta de papel no podrá continuar en la Ría de Pontevedra . Situada en el dominio público marítimo terrestre, los magistrados consideraron que su actividad puede realizarse en otra zona más alejada del litoral. Ence sigue asegurando que no existe ubicación alternativa en Galicia. Mientras el Gobierno central insta a la empresa a buscar otro emplazamiento, la Xunta propone que los terrenos que ocupa pasen a formar parte del Puerto de Marín para poder legalizar su situación.

Galicia recibió 2021 con el mayor desplome del PIB que se recuerda, un -8,9%. El primer ejercicio del coronavirus, marcado por el confinamiento duro y la paralización de toda actividad no esencial, había dejado a la economía temblando. Durante el año el alivio de las restricciones ha ido rescatando a trabajadores de los ERTE y empujando al PIB, que cerró el tercer trimestre con una subida interanual del 3,2%, todavía por debajo de las cifras anteriores a la pandemia. Habrá que ver el dato final, pero los economistas ya advierten: sus previsiones iniciales pueden ser demasiado optimistas .

Los fondos europeos Next Generation tampoco han acabado de concretarse . La inyección de dinero público para rescatar a las maltrechas economías del ataque del coronavirus sigue en espera. Galicia ha presentado varios proyectos, como la fábrica de fibras textiles a partir de la madera o planes para el sector agroalimentario, de la automoción o el naval, que tendrán que esperar a 2022.