Reportaje
Concello rico, concello pobre: metáfora de las dos Galicias
Que Oleiros, líder en renta per cápita, triplique a Toques, el farolillo rojo, evidencia el abismo cada vez mayor entre las zonas urbanas, prósperas y expansivas, y las rurales, donde se conforman con no desaparecer
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Iniciar sesiónEn Oleiros , los padres pueden enviar a sus hijos a la escuela municipal de golf para practicar su ‘putt’. En Toques —también en la provincia de La Coruña— se resignan a que, cuando menos, se desplacen a Melide, cabeza de comarca, ... para labrarse un porvenir. Las comparaciones son odiosas, pero estos dos concellos, el que aglutina las rentas más altas de Galicia y el que presenta las más bajas (de aquellos municipios de más de 1.000 habitantes), son una metáfora de las dos almas de la Comunidad : la urbana y la rural, la costera y la interior, la que crece y la que mengua.
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La Agencia Tributaria le puso recientemente cifras actualizadas a esta dicotomía en su ‘ Estadística de los declarantes del IRPF por municipios 2019 ’. Oleiros, como viene siendo habitual, figura en el primer puesto autonómico (30º en el ranking nacional) con una renta bruta media de 43.866 euros, frente a los 39.458 del año 2018. La media gallega está en 25.330, un desfase de más de 18.000 euros. Toques, en el 278º escalón de la Comunidad, aparece con 14.181, apenas tres euros más que un año antes, la tercera parte que Oleiros . En 2018, al menos, veía por el retrovisor a Cervantes (Lugo).
Rico vs pobre
«No sé qué significa lo de más rico o más pobre. A la gente le llama la atención y te mandan la noticia, como si nosotros fuéramos los responsables », se lamenta el alcalde de Toques, José Ángel Penas (BNG). Es lunes y, minutos antes de celebrar un pleno, charla unos minutos en su despacho con ABC. Es evidente que verse en los titulares, señalados, no ha gustado. Cree que puede hacer daño. Su lectura es otra y sigue el viejo adagio de que ‘no es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita’. Defiende que el suyo es otro tipo de patrimonio, más cultural y natural. Enfrente de la casa consistorial, al otro lado de la carretera, en el café-bar Lorena, para Mauro Noguerol. Es el técnico municipal de deportes, pero asume también labores de turismo. Admite que «económicamente» el concello «no es boyante», pero reivindica también esa ‘otra riqueza’, desde sus sendas y su fervenza a un dolmen «tan antiguo como el de Dombute», o la fertilidad de un valle enclavado entre montes.
Unos metros más allá, César Sánchez, dueño de una panadería-pastelería, se toma con humor la atención mediática por la renta media del concello: « ¡Será que no declaramos todo! », bromea con retranca. Por el arcén camina Concha Varela. Asus 69 años, salvo 14 en el extranjero, ha vivido siempre en Toques. «Tenemos de todo, estamos muy bien servidos», asegura. Enumera el centro médico, la farmacia, el velatorio, la tienda de ultramarinos, el polideportivo y las cafeterías —se deja una de las joyas de la corona, el colegio de infantil y primaria, 60 plazas—. «Será porque nací aquí y me gusta. No tengo queja».
En Toques, los perros ladran al ‘intruso’ que camina ante moradas modestas. En Oleiros, pasean de la mano de sus dueños por urbanizaciones tan flamantes como Icaria, donde Julia agradece vivir en un entorno «súper tranquilo», con seguridad 24/7, donde «cada media hora» pasa un vehículo de vigilancia por su casa. En otra coqueta urbanización, Xardín de Nos, Aurelio Fariñas, jubilado, pasea también a su can: «Aquí nos conocemos todos. Antes vivía en La Coruña y no conocía ni a los vecinos». Preguntado por el nivel de vida, remite a las marcas de los coches que se observan, y no va desencaminado: predomina el modelo de fabricación alemana de alta gama . Mientras los jardineros se afanan, Gustavo Rodríguez, dos décadas ya en la urbanización, se queja del riesgo que supone cierto «bosque de pinos de 20 metros». Pero él mismo admite que es un problema menor:«Aquí no ves barriadas problemáticas, con gente en riesgo de exclusión». A unos kilómetros, en el parking de uno de los cuatro gimnasios (con piscina) municipales, apenas quedan plazas libres. Y son las 11 de la mañana.
«Sello de calidad»
Oleiros, reivindica su alcalde, el incombustible Ángel García Seoane (en el cargo desde 1985), goza de un «sello de calidad». «La gente que apuesta por Oleiros y que viene a residir son personas que tienen un nivel de vida bueno», glosa en conversación con este diario. «Pertenecemos casi a la ría de La Coruña», abunda. «¿Qué pasa? Que hay una diferencia tremenda. De un lado de la ría a otro la calidad de vida es inmensa , a nivel general, en cualquier localidad del municipio, no solo en la zona costera», ensalza. La larga lista de equipamientos públicos incluye seis campos de fútbol, 11 polideportivos cubiertos, cinco pabellones, ocho bibliotecas, cuatro escuelas infantiles, cinco colegios, tres institutos...
El último presupuesto municipal, el de 2021, se fue a los 32,5 millones de euros; casi la cuarta parte, 7,65, corresponden a IBI urbana . Su regidor dice que nadie da más licencias en toda Galicia, pero matiza que fundamentalmente de vivienda unifamiliar. Marta Justo, al frente de la firma de arquitectura e inmobiliaria MJV, en Santa Cristina, cuenta que hay solares, para 12 viviendas, que rebasan el millón de euros;se venden parcelas de 500 m2 por 300.000. Más vistas a la bahía coruñesa, más puestas de sol espectaculares, más caro. Eso sí, subraya que «millonarios» hay «cuatro» .
La población de Oleiros ha pasado de unas 15.000 personas a finales de los 70 a rozar los 38.000 censados, aunque, según su alcalde, «en realidad hay 40.000». En Toques se conforman con no seguir perdiendo población. Son 1.105 almas. El año pasado, según el IGE, nacieron solo dos niños (242 en Oleiros). La radiografía que hace Penas de los males del concello detecta varios: población envejecida, con pensiones bajas tras haberse dedicado al sector primario; la alargada sombre de Melide («estamos muy absorbidos»); casi la mitad del suelo sujeta a la Red Natura («deberíamos tener una compensación económica»); un PXOM desfasado; y falta de tejido empresarial. El regidor no pide mucho:«Que no desaparezcamos de un día para otro». Lorena, en su cafetería, reconoce que le gustaría que su hijo tuviera «sus raíces» en Toques, pero también que «saliese fuera» , donde hay más oportunidades. «Aquí es difícil».
El concello más rico de Galicia, en cambio, no deja de crecer. Brotan por doquier los carteles de futuras urbanizaciones. Tienen nombres evocadores, como ‘Arcadia’. Atraen a familias que ven «desorbitados» los precios de La Coruña, analiza Justo. Les seduce la proximidad a la gran urbe, la dotación de servicios, las playas, los parques y zonas verdes (1,2 millones de m2). « Oleiros es distinto y singular, mal que les pese a todos aquellos que no quieren verlo », presume su alcalde.
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