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Tribunales

Comienza el juicio contra el presunto asesino de Ana Enjamio, para el que piden 27 años de prisión

La acusación popular le atribuye también un delito de vulneración de la intimidad y pide para él 33 años de cárcel

La familia de Ana Enjamio en una concentración de repulsa contra la violencia machista EFE/LAVANDEIRA JR.

ABC

El presunto asesino de Ana Enjamio, César A.O., se enfrenta a la petición de la Fiscalía de 27 años de cárcel . A partir de este lunes comienza el juicio de tribunal de jurado, en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo .

La Fiscalía considera a César A.O. autor de un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento , además de uno de acoso . Por el primero de los delitos pide para él 25 años de cárcel, sumándose a esta pena otros dos años por el segundo, además de reclamar que se le prohíba acercarse durante 10 años a la familia de la víctima, a la que deberá indemnizar en 450.000 euros por daños morales. Por su parte, la acusación popular , que ejerce la Xunta de Galicia, eleva la pena al condenado a 33 años de prisión . De esta manera, reclama 25 años por el delito de asesinato, 3 años por un delito continuado de coacciones - o subsidiariamente 2 años por un delito de acoso ilegítimo - y otros 5 años de cárcel por el delito de vulneración de la intimidad.

El ministerio público considera probado que el acusado, compañero de trabajo de la víctima y compañero sentimental de ella durante unos meses, la sometió a un total « hostigamiento », desde la ruptura de dicha relación, en julio de 2016 y hasta que acabó con su vida, el 16 de diciembre de ese mismo año. En su escrito de acusación, señala que César A.O. no aceptó el fin de la relación y le insistía constantemente para que volviese con él, llegando incluso a sustraerle el teléfono para enviar fotos de ambos a la anterior pareja de la víctima, con la que ella había retomado el contacto, según informa Europa Press.

El juicio estaba señalado, en un principio, para mediados de noviembre . Sin embargo, problemas en la configuración del jurado pospusieron el litigio hasta esta semana.

«Obsesionado»

El acusado se inscribió en el mismo gimnasio que la víctima, instaló una aplicación en el móvil para controlar sus llamadas y mensajes e incluso era capaz de presentarse en casa de la víctima, en ocasiones de madrugada, para reprocharle que se viera con otro chico, además de insistirle, reiteradamente, para retomar la relación. Llegó a « obsesionarse completamente » con Ana Enjamio.

De hecho, según apunta en su escrito el Ministerio Público, César A.O. comentó a sus allegados que había roto su familia para estar con ella, ya que anteriormente estaba casado y con dos hijos al inicio de su relación con la fallecida. Por ello, si Ana no estaba con él, tampoco estaría con el otro chico . El grado de acoso llegó hasta tal punto que la joven dejó su vivienda por temor y se fue a vivir temporalmente con un chico con el que había retomado el contacto, antes de trasladarse definitivamente a una vivienda compartida en la Avenida de Madrid, informa EP.

Desenlace

Esa espiral de hostigamiento tuvo su desenlace fatal en la madrugada del 16 de diciembre de 2016. Esa noche, ambos coincidieron en una cena de empresa y, durante todo el tiempo, el acusado estuvo pendiente de Ana, llegando a seguirla a ella y a su grupo de amigos cuando salieron a dar una vuelta después de la cena.

En un momento determinado, el acusado desapareció sin despedirse, al darse cuenta de que Ana iba a regresar a su casa. César A.O. se desplazó a toda prisa a las inmediaciones del piso donde vivía Ana y una vez allí, le rajó las ruedas de su coche , que estaba aparcado en la zona, y la esperó, hasta que la joven llegó y sus acompañantes se fueron. Entonces, la abordó cuando entraba en el portal y la atacó con un cuchillo . Sin darle posibilidad de defenderse, la llevó hasta el fondo del portal , donde le asestó al menos 28 puñaladas en abdomen, pecho y cuello, de las que 12 le alcanzaron el corazón. Después, el acusado se fue a casa de sus padres, se duchó y cambió de ropa, y se deshizo del arma del crimen, del teléfono de Ana (que se llevó consigo), y de las ropas que vestía cuando la atacó.

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