Diplomacia a la inversa: cuando España no maneja el discurso de su política exterior

Los frentes en Argelia e Israel constatan que Exteriores solo actúa para «apagar fuegos»

El cortoplacismo de Albares lleva a España a la irrelevancia diplomática

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, esta semana en la ONU EP

El hecho de que el Gobierno no tenga prevista una estrategia global en materia de política exterior no afecta únicamente a Latinoamérica, donde los analistas constatan una pérdida de influencia desde hace tiempo por parte de España, como ya se ha contado en ... estas páginas en varias ocasiones. La sensación dentro de la carrera diplomática es que «los países aprietan a España para conseguir sus intereses y el Gobierno responde apagando fuegos con cada crisis diplomática, en lugar de adelantarse para manejar el discurso de lo que pueda ocurrir», tal y como explica un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores a ABC.

Para muestra, basta un repaso a la escalada de tensión en las crisis diplomáticas con Argelia e Israel. En el caso del primero, el Gobierno no ha explicado la decisión unilateral en el cambio de postura de España sobre el Sahara, cuando declaró la soberanía marroquí sobre un territorio disputado históricamente entre Marruecos y Argelia.

España atravesaba entonces una crisis diplomática con Marruecos y, en ese difícil equilibrio que debía tener con los dos países vecinos, se decantó por contentar a Marruecos, lo que provocó un nuevo foco con Argelia, principal suministrador de gas a nuestro país. Desde Argel decidieron retirar a su embajador como señal de protesta y reducir al mínimo los intercambios con España.

Durante su gira por Oriente Próximo, Sánchez realizó unas declaraciones en el paso de Rafah donde instó a Israel a respetar el Derecho Internacional en los ataques en la Franja de Gaza, que recrudeció tras la ofensiva de Hamás. Esto provocó la llamada a consultas de la embajadora, que volvió a Madrid un mes y medio después. El deterioro de las relaciones continuó cuando España reconoció a Palestina como Estado.

Ahora el Gobierno pretende impulsar una conferencia de paz en Madrid para solucionar el conflicto entre Israel y Palestina, pero sus anhelos se truncan porque la comunicación de España con Israel es inexistente.

En Argelia, Israel y Venezuela ha entrado en juego un factor que condiciona a Sánchez desde que llegó a Moncloa: que Podemos y Sumar con socios incómodos en estas cuestiones.

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