Las defensas temen que Aldama tire de la manta ante el juez para buscar un pacto

Tendrán que seguir la sesión por una pantalla, desde una sala distinta a aquella donde va a celebrarse el interrogatorio, como establecía la providencia de citación a la que tuvo acceso este diario. «Huele a pacto», apuntaba a ABC una de esas acusaciones, que coincide con las fuentes jurídicas consultadas por este diario en que lo esperable es que haya decidido empezar a ganarse una atenuante por colaboración con la justicia. «Habrá que contener el aliento», apostillaba por su parte la defensa de otro de los implicados.

Detenido el pasado mes de febrero, cuando estalló la operación Delorme, Aldama había optado por mantener silencio dentro y fuera del juzgado, donde se acogió a su derecho a no declarar cuando, tras un par de noches de calabozo, pasó a disposición del juez Ismael Moreno. Se encontraba en libertad con cautelares mientras la investigación seguía avanzando teniendo como asunto central los contratos de mascarillas que el comisionista consiguió para la empresa instrumental Soluciones de Gestión con el Ministerio de Transportes, la Secretaría de Estado de Seguridad y los gobiernos de Canarias y Baleares en plena pandemia. Todo, gracias a su relación con Koldo García, asesor del entonces ministro José Luis Ábalos.

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Pero la situación de Aldama ha cambiado en el último mes. Se encuentra en prisión provisional desde el 11 de octubre por otro asunto, un presunto fraude millonario en hidrocarburos que sigue el también juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz. Esa causa, siendo distinta, tiene una peculiaridad: el fiscal que lo lleva y la unidad policial a cargo son los mismos que están en el caso Koldo. De acuerdo a las fuentes consultadas, Aldama no ha pedido declarar en esa causa y es lo normal, está bajo secreto de sumario. Aún así, no pocos personados interpretan que su gesto de declarar en el caso Koldo puede buscar a medio plazo verse beneficiado en el asunto de hidrocarburos, pues aunque lo pactado en una causa no tiene nada que ver con lo que ocurra en la otra, siendo los investigadores los mismos quizá piense que pueda ir abriéndose camino. Y le urge. La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional confirmó la semana pasada su prisión provisional, lo que implica que se alargará.

A las defensas sondeadas por ABC les preocupa que tire de la manta y se lleve por delante a sus clientes para buscar su propio beneficio. No son pocos los letrados que recuerdan el perfil de su abogado, José Antonio Choclán, conocido por alcanzar acuerdos con la acusación en situaciones complicadas. Por eso y conscientes de que Aldama es la clave en el caso Koldo y sus ramificaciones, esperan con inquietud el resultado. «No será un Bárcenas», vaticinaba otro letrado, en relación al extesorero del PP y uno de sus últimos amagos de colaborar con la Justicia ofreciendo una declaración de la que luego se desdijo. Las expectativas, así, son altas.

Otra cosa es su alcance y contenido. Aldama, descrito por la Guardia Civil como «nexo corruptor» de la trama, está señalado por influir a golpe de cohecho sobre Koldo y Ábalos -constan pagos en metálico al asesor y un chalet y el alquiler de la vivienda de una mujer en favor del exministro-, pero también figura en relación con un grupo de empresarios, denominados 'mosqueteros', con quienes habría emprendido negocios sanitarios en otras comunidades y que le habrían ayudado a blanquear fondos. Ignacio Díaz Tapia, César Moreno, Javier Serrano y Alberto Escolano están de hecho citados en los próximos días como investigados junto a la mujer de confianza de Aldama, Piedad Losada. También se le sitúa en relación con un comandante de la Guardia Civil al que habría tenido a sueldo, cuyo jefe y subordinados testificarán en breve.

Todo esto forma parte de la causa, como las mascarillas. Tanto el juez como el fiscal vienen rechazando profundizar en otras aristas que tienen a Aldama en el centro, como el rescate de Air Europa, el Delcygate o su relación con Begoña Gómez a petición de las acusaciones. Está por ver cuál será el límite mañana y de qué quiere hablar, ahora que habla, Víctor de Aldama.