A finales de 2023, Génova palpó el sentir interno del partido en Cataluña, verificando que la oposición a Fernández no era tan fuerte, por lo que se decidió posponer a una batalla orgánica. El actual liderazgo ganaba posiciones, pidiéndole eso sí sus más críticos que hiciese un trabajo por reagrupar el partido.
Tarea que culminaría con un Congreso en el que se mostrara unidad pensando en unas elecciones que debían ser a finales de 2024 o en los primeros meses de 2025 y cuyo adelanto trastoca los planes de la dirección nacional, que un principio quería dejar pasar los tres ciclos electorales agendados ya para el semestre inicial del año -Galicia, País Vasco y Europa-.
Toca acelerar, pues apenas queda tiempo y entre medias están las elecciones vascas (21 de abril), así que Fernández debe afianzar sus apoyos y transmitir a Génova la sensación de que el PP catalán está unido para unos comicios importantes que tendrán una lectura en clave nacional.
Unidad que pasaba por aglutinar en su proyecto a parte de esa oposición que, finalmente, no quiso dar el paso de lucha interna para tratar de desbancar a Fernández. Desde Génova, no había un plazo fijado para Cataluña, pero el verano, tras las europeas, parecía una fecha propicia para ese congreso que deberá ser ahora adelantado y que quizá ni se celebre, pues la precampaña de las elecciones vascas está en marcha y la cita con las urnas en esa comunidad autónoma se solapará prácticamente con el inicio de la catalana.
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