En este encontronazo entre trabajador y consumidora ha quedado patente que ese gesto ambos lo perciben de forma muy diferente, y tal vez otros muchos también se alineen con una y otra opinión: que es vejatorio o, por el contrario, inofensivo.
Al hacerse eco del asunto, el influencer valenciano Jesús Soriano (@soycamarero) lo tiene claro y rechaza la conducta de la comensal: «Pide educación, pero carece de ella»
En su queja divulgada en redes sociales , la clienta relató así su experiencia: «Vamos, fui dos veces y no será verdad que vuelva, porque los camareros, telita, le chisté y le dije 'perdona', para la cuenta, no le voy a dar voces y tampoco sé cómo se llama ni me interesa, muy grosero me dijo que no le chistase y me llamó maleducada, cuando educación ninguna la de él, y creo que no son maneras, en fin, tres clientes menos»
Pocas posibilidades quedaron de conciliar los ánimos por parte del propietario de este establecimiento asturiano, que mostró sin dudar que prefiere renunciar a esta clientela.
«Mujer, ¿está protestando de verdad porque el camarero le llamó maleducada cuando lo llamó chistándole como a un perro? Pues le digo una cosa, si está acostumbrada a llamar a los camareros así, aquí no vuelva, gracias, me parece surrealista que encima usted proteste». Así ha zanjado el tema.
Aunque no se deduce de los comentarios de ambas partes que hubiera mala intención, en ocasiones hay formas que no se interiorizan de la misma manera en según qué contexto y la confianza que da estar en casa (o practicando deporte en equipo) no se puede hacer extensiva al comportamiento en un lugar público, como podría ocurrir, por ejemplo, si se silba a alguien para llamar su atención. En familia puede carecer de importancia, no así ante desconocidos.
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