A las 11.30 horas del pasado miércoles, una llamada telefónica al 091 de una mujer, visiblemente muy alterada, solicitaba urgentemente asistencia sanitaria en su vivienda dado que su hijo se había atragantado y llevaba varios minutos sin respirar.
A la mayor celeridad posible, los agentes se dirigieron al lugar encontrándose a su llegada, la puerta de la casa totalmente abierta y adentrándose en su interior accedieron al salón, donde encontraron a un grupo de personas realizando al menor la reanimación cardiopulmonar.
El niño se encontraba decúbito supino sobre el sofá, totalmente inconsciente, sin respiración y cianótico mostrando un pulso débil, manifestando las personas allí presentes a los agentes que el menor llevaba 10 minutos sin poder respirar.
Uno de los agentes comprobó las vías respiratorias del menor, pero no pudo apreciar ningún objeto que obstruyera las mismas, comenzando en ese momento a realizar la maniobra de Heimlich pediátrica.
Como respuesta a dicha maniobra, el niño comenzó a reaccionar y se puedo observar un leve gemido similar a un llanto para finalizar con un llanto natural potente.
Ojos en blanco
Sin embargo, posteriormente sufrió un espasmo en su brazo, perdiendo el foco visual con el entorno y quedando sus ojos totalmente en blanco y en estado seminsconciente, por lo que fue necesaria nuevamente la actuación del agente que observó la lengua del menor retrotraída y lo colocar en posición lateral de seguridad después de realizar la maniobra frente-mentón y desobstruir las vías respiratorias, quedando el menor estable.
En el domicilio se personó un indicativo sanitario que trasladó a un hospital de la zona al menor para ser evaluado.
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