Una anomalía eléctrica en una regleta provocó el incendio en una residencia de ancianos de Moncada

A primera hora de la mañana, Carmen habla por teléfono con su hijo Pedro, más tranquilo por poder escuchar la voz de su madre después de una madrugada frenética. El goteo de familiares que se acercan a la puerta del centro -ubicado a pocos metros del Ayuntamiento de la localidad valenciana, junto a un colegio- no cesa. Desde fuera se ven los desperfectos que ha ocasionado el fuego de la primera planta en la fachada, con las ventanas todavía abiertas. El olor a quemado ya se ha disipado en el ambiente . Saben que sus allegados están bien, pero no pueden controlar los nervios. El suceso que les ha levantado de la cama es la gota que colma el vaso de una pandemia que les ha obligado a reducir el contacto con sus seres queridos más vulnerables.

En un informe preliminar tras inspeccionar el recinto, la Policía Judical ha determinado que el fuego se originó a raíz de «una anomalía eléctrica, causada por una regleta» , en la habitación en la que se inició el incendio. Unas conclusiones que han trasladado a la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 3 de Moncada, que practicó el levantamiento de los cadáveres y que se encuentra a la espera del resultado de las autopsias tras abrir diligencias previas para esclarecer lo ocurrido pasados veinte minutos de las once de la noche.

En ese momento había 81 personas en el interior de las instalaciones , 70 ancianos y once trabajadores. Casi una hora y media después, a las 00.40 horas, se daba por extinguido. Entre medias, se vivieron momentos de pánico absoluto. La mala suerte se cebó con el ala en el que viven las personas con más dependencia. Inmediatamente, en cuestión de diez minutos, se movilizó a alrededor de 80 efectivos de la Guardia Civil, Policía Local y bomberos procedentes de distintos municipios de la zona. Todos coinciden en que la rapidez y la coordinación con la que se actuó fue crucial para evitar un desastre aún mayor.

«Nos encontramos toda la primera planta llena de humo, que ha sido lo peor, con un incendio totalmente desarrollado. La evacuación fue complicada porque eran todo personas que no se podían mover. En muchas habitaciones hubo que sacar a la gente en la propia cama », cuenta Rafael Esteve, jefe del parque de bomberos de la Pobla de Farnals.

En el edificio, con capacidad para cien mayores, hay doce habitaciones por planta, en las que por lo general conviven dos personas en cada una de ellas. «El incendio estaba controlado, pero las dos plantas más afectadas estaban llenas de humo y eran inaccesibles. Una auxiliar de la residencia nos ha alertado que esa ala es donde están todos los encamados, casi todos con oxígeno. Había que evacuar como fuera. El tiempo volaba », relata Martín Pérez, concejal de Seguridad Ciudadana y coordinador de Protección Civil de Moncada.

Él fue uno de los primeros en entrar, cuando las llamas estaban casi extinguidas, pero no había visión. La prioridad fue hacerse con el listado de todas las camas y el nombre de los residentes para que no faltara nadie. «Hicimos una cadena humana con un bombero delante de nosotros en todo momento. Fuimos sacándolos habitación por habitación y bajándolos al sótano -tras sentarlos en una silla de ruedas- para que los sanitarios hicieran el triaje. Sacamos a 38, pero nos faltaban dos », cuenta Pérez.

Todos ellos estaban conscientes, pero el equipo del SAMU tuvo que intubar a dos en el momento y tres presentaban una deficiencia respiratoria aguda que les impidió salir adelante. Otra mujer murió después en el hospital. Cuando se pudieron accionar los ventiladores para dispersar el humo, los bomberos entraron en la estancia en la que se había originado el incendio, donde encontraron otros dos cuerpos sin vida.

«Los internos estaban desorientados. Algunos estaban inconscientes. Los que no, gritaban», recuerda el edil. Siete policías, tres miembros de Protección Civil y un guardia civil han tenido que ser atendidos como consecuencia del siniestro « Entre todos hemos demostrado la esencia del ser humano . Los agentes, que priorizaron la seguridad de los residentes a la suya, se están recuperando», subraya Jesús María Sánchez, portavoz de la Comandancia de la Benemérita en Valencia.

«Anoche empezamos a escuchar las sirenas. Nos asomamos a la ventana y pasaban ambulancias, policías... Desde mi casa puedo ver la parte de la residencia afectada. Llamamos, pero evidentemente no lo cogían. Mi madre se acercó para ver si veía a mi abuela salir, pero la Guardia Civil le dijo que se fueran a casa. En redes vas viendo información. Se ha pasado toda la noche escuchando la radio . Al no avisarnos entendíamos que todo estaba bien. Parece ser que solo han trasladado a los del ala de la residencia que estaba afectada», comenta Ana, nieta de una de las residentes.

«Es una residencia que están muy pendientes de ellos , cualquier cosa nos llaman, pero ahora ha pasado esta desgracia. Somos casi todos de aquí del pueblo. Mi madre tiene demencia y no conoce prácticamente a nadie, ni siquiera a nosotros. Eso te hace ponerte en lo peor más todavía», apunta todavía angustiada la hija de otra de las ancianas que viven en el centro.

En Moncada, una localidad de unos 22.000 habitantes situada a doce kilómetros de Valencia, siguen conmocionados por lo sucedido. El Ayuntamiento ha decretado tres días de luto oficial -también lo ha hecho la Generalitat- y los vecinos se han unido en un minuto de silencio.

Es «un día terrible» para acompañar a los familiares de las víctimas, ha subrayado la vicepresidenta y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, que ha agradecido la rapidez y eficacia de los equipos de emergencias. Asimismo, ha puesto en valor el trabajo del personal de su departamento, que ha trabajado desde primera hora para «procurar la máxima normalidad ne un momento tan complicado». Oltra ha explicado que, pese al ofrecimiento de otros centros, se ha apostado por trasladar a doce mayores a residencias del entorno para que no estén lejos de sus seres queridos.

Del mismo modo, la alcaldesa del municipio, Amparo Orts, ha señalado que se trata de «la noche y el día más tristes de la historia de Moncada», al tiempo que ha confirmado que ninguno de los fallecidos estaba empadronado en la localidad.

Se da la circunstancia de que el mismo centro, dependiente de la Generalitat y gestionado por una empresa privada, ya sufrió un incendio en 2008 , cuando una residente de 87 años prendió un colchón con un mechero y, posteriormente, se quitó la vida. El accidente, también de madrugada, se saldó con siete heridos y medio centenar de evacuados, puesto que el humo también invadió las instalaciones.