Un jubilado español de 74 años alistado a la guerrilla de Ucrania: «Voy a ayudarles hasta la muerte»

Conocido en tierras ucranianas como Mario, este exfuncionario del Ayuntamiento de la localidad valenciana de Carlet se define como «un amante de la paz, el bienestar y el futuro de las familias». Por ello, años atrás de subirse a un avión para poner rumbo a Ucrania, creó una ONG para mandar ayuda, como ropa, zapatos o materiales, a las familias más necesitadas que vivían en las principales zonas de conflicto, pero nunca llegaba a su destino.

«Me dijeron que me matarían por apoyar a Ucrania, pero me dio igual, yo quería ayudar al pueblo que acogió a más de 3.600 niños después de la Guerra Civil Española », explica Mariano a ABC mientras escucha atemorizado los bombardeos a poco más de un kilómetro de su casa en Kherson . Su padre le contó que este país se convirtió en el refugio de miles de españoles «que recibieron amor y cariño» en los años 40, «que la dictadura franquista quería asesinar». Una historia que le llevó a sentir especial interés por su cultura y sus tradiciones.

Desde 2014, ayuda al ejército ucraniano sobre el terreno llevando alimentos, ropa y medicamentos a los soldados «que se juegan la vida desde hace años». Para García, la contienda se ha «recrudecido» esta última semana, pero empezó hace más de ocho años «en los que más de 15.000 soldados han sido asesinados a manos del ejército de Vladimir Putin », al que califica como « el señor de la guerra » y «el mayor asesino que existe a nivel político en estos momentos».

Pese a la primera toma de contacto entre ambos países para buscar una solución que ponga fin al conflicto armado, los bombardeos siguen sucediéndose en diferentes zonas de Ucrania, como en la que vive el propio veterano de guerra español. «A las cinco de la mañana me dirigía a entregar ropa a los soldados y me he vuelto corriendo a casa porque los soldados rusos están ametrallando a todo el que pillan cerca de aquí», relata.

«La orden de Putin es no parar», subraya Mariano quien se alistó para salir en las guerrillas que controlan la ciudad por las noches «para que los civiles puedan dormir tranquilos en sus casas». «Los soldados son bravos y el pueblo está unido», añade este hombre de 74 años que auxilia «a los niños y a las familias de la guerra que viven en áreas de operaciones antiterroristas».

Preguntado por la posibilidad de retornar a España como han hecho más de 300 compatriotas desde que el Kremlin ordenara la invasión en Ucrania el pasado jueves, el activista español se muestra férreo y contundente: «No voy a volver».

A pesar de la insistencia de su familia, que incluso le ha llamado en varias ocasiones durante la entrevista con este diario, no tiene ninguna intención de abandonar Ucrania a la que pretende «ayudar hasta la muerte». «Cuando me llaman les digo que el papá sabe cuidarse y que estén tranquilos , pero entiendo su preocupación», expone.

Sobre su seguridad en el país de Europa del Este, García ha recibido diferentes informaciones de otros voluntarios que apuntan a que está en peligro por su «defensa pública de Ucrania». «Los soldados rusos han tomado algunos departamentos del Gobierno donde estaban almacenados documentos en los que aparecen quién soy y dónde vivo, por lo que van a venir a por mí », constata.

En la localidad de Carlet, a escasos de treinta kilómetros de Valencia, esperan sus hijos y sus nietos, a los que intenta tranquilizar diariamente. Durante su estancia en Kherson , ha sido reconocido en diferentes ocasiones por su filantropía que le ha llevado a ser considerado como « un héroe español » y a recibir la medalla por el mérito y honor por su labor humanitaria.

Seis días después del inicio del asedio ruso, este español ducho en el empleo de armas desde su época de servicio militar obligatorio es consciente de que « Putin no se va a detener aquí ». Así, se prepara para lo peor, aunque «no le gustan las guerras porque sólo traen odio, rencor, asesinatos y hambre para las siguientes generaciones».

Para García, la «verdadera Europa» comienza en la cordillera de los montes Cárpatos, al oeste de Ucrania. Por ello, demanda al resto de países del Viejo Continente que den un paso hacia adelante y que envíen sus tropas para vencer al ejército de un hombre «que quiere dominarlo completamente porque defiende que es derecho y patrimonio de Rusia».

«Putin merece otra clase de castigo, toda Europa y la OTAN deben enseñarle los dientes e ir a por él», clama a este periódico. « Si viene Putin a darme la mano, se la cortaría con un machete en un segundo y se la tiraría al cuello», asegura García respecto a la posibilidad de que ambos países acuerden un hipotético alto al fuego después de la primera toma de contacto en la frontera de Bielorrusia.

Mariano se pregunta «qué haría la gente si este señor hubiera matado a su madre y le hubiese robado su casa». Él, no tiene dudas. «Cualquier acuerdo sería un pacto creado por la dictadura de Rusia, por lo que sólo nos queda defendernos hasta la muerte », subraya emocionado.

El paquete de sanciones económicas y la presión social que han mostrado los países de la Unión Europea y de la OTAN para contrarrestar el avance ruso en Ucrania son, para Mariano, «insuficientes» . «Putin ya se río de Europa cuando lo sancionaron con 23 millones de euros por invadir Crimea y tan sólo provocó su risa», asevera.

«Si estuvieran aquí se darían cuenta de que estos castigos no son proporcionados. Ya está bien de habladurías, es la hora de ayudar de verdad», reclama Mariano, quien pretende ponerse en contacto con el Gobierno de España -y si pudiera ser con el mismo presidente Pedro Sánchez «si tuviera huevos»- para que «su país le atienda por fin». « Si estuviera en Moncloa pegaría un puñetazo en la mesa para que se tomen decisiones que de verdad ayuden al pueblo ucraniano», añade.

Reconoce que se equivocó en su animadversión inicial hacia el presidente ucraniano Volodímir Zelenski , al que acusó de no estar capacitado para defender al país frente a la invasión rusa. No obstante, su firme postura y permanencia en el país le ha llevado a cambiar de opinión. «Quedarse al frente de la batalla demuestra que es un buen padre y un gran presidente para la nación», concluye.