Caso Maje: el examante de la viuda de Patraix confiesa que mató al marido con su beneplácito: «Temía perderla»

El acusado ha explicado que conoció a Maje a mediados de 2015 -un año antes de que ella se casara con Antonio- porque trabajaban juntos en el mismo hospital y mantuvieron relaciones también después de la boda. De hecho, se veían «todos los días». Todo se torció, según su relato, cuando la esposa de la víctima le empezó a comentar que la relación no iba bien -aludía a continuos maltratos- e incluso fantaseó con la muerte de su marido cuando un compañero del ingeniero murió en un accidente laboral.

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«Al principio no le hice mucho caso», «era fantasía», ha asegurado Salva. Pero un día, entre «finales de mayo y junio», la viuda le pidió -pese a que él ni lo conocía- que acabara con la vida de su marido. Él aceptó «porque estaba enamorado» -no «obsesionado»- y «temía perderla» porque «en los medios es fácil oír que mujeres sin denuncias previas» mueren a manos de sus parejas. Solo pensó «en protegerla ella» porque «creía que le podía pasar algo» , ha recalcado.

El plan se preparó durante sus encuentros a principios de julio y, según Salva, fue ideado por Maje , que es quien tenía la información sobre los días que Antonio trabajaba o la marca y matrícula de su coche. Sobre el cuchillo con el que asestó seis puñaladas mortales a la víctima, el procesado ha explicado que fue él quien lo compró porque «pensamos que era algo más silencioso y más accesible».

«Ella me entregó una copia de las llaves que no usaba» . Un elemento clave que no ha aparecido en ningún momento: «Pensaba que estaba en mi poder pero mi mujer la estuvo buscando y nunca la encontró».

El primero de los intentos de acabar con la vida de Antonio no salió bien. «Intentó convencerlo para que aparcara dentro» pero «me mandó unos whastapp diciendo que no lo había convencido». «Yo sentí un gran alivio, porque no quería hacerlo» . Entonces, se marchó con su familia -Salva estaba casado y tiene una hija- de vacaciones y quedaron en hacerlo «si acaso» cuando volviera a Valencia. Ahí fue cuando concertaron una nueva fecha.

«No quiero que falles», ha afirmado que le dijo Maje, visiblemente nervioso durante toda la declaración. El 16 de agosto de 2017, sobre las siete y media de la mañana, «entré al garaje -donde no había estado nunca- y me escondí». Maje le había alertado de que al lado de la plaza de Antonio había estacionado un vehículo durante mucho tiempo donde podía resguardarse para atacarlo sorpresivamente. «Fue todo muy rápido, no me acuerdo. Llevo estos últimos años intentando olvidarlo» .

Salva, entre sollozos, ha sido incapaz de continuar el relato ante el tribunal y ha decidido no relatar cómo mató a la víctima. Ha asegurado estar «muy arrepentido»: «El peso que tengo no puedo con él».

«Cuando ocurrió abandoné el garaje y me fui al trastero». «Luego le preparé la comida a mi hija y recibí un whastapp de ella» en el que le decía que quería verlo. «Ella y yo habíamos quedado que cuando ocurriera yo cambiaría el estado de Whastapp para que ella lo supiera», ha matizado.

Alrededor de las 13 horas, «me desplacé al domicilio de su hermana» -de Maje- y «se lo conté». «Ella me preguntó detalles que no le quise dar. Le dije que estaba hecho y ya está». Siguiendo con el relato del acusado, Maje no le reprochó el crimen e incluso le dijo que le había quitado un peso de encima .

«Quedamos en que no nos veríamos hasta pasado un tiempo y ya no supe nada más de ella hasta que a finales de agosto me llamó un día desde su casa de Novelda -en Alicante-, diciendo que iba a estar en Valencia para que nos vieramos». Ese día, Salva le entregó a su examante un teléfono para que se comunicaran solo por ese dispositivo.

En los meses siguientes los dos procesados siguieron mantenido «una relación de amistad hasta que ella se enteró de que -la Policía- ya tenía un sospechoso». «Nosotros no sabíamos que pudieran tener alguna pista sobre nosotros», pero en cualquier caso, «le comenté que yo me haría cargo» y que «la exculparía de todo».

De hecho, en una reunión en una cafetería en la que los investigadores ya los tenía cercados, Salva ha vuelto a incidir en que le dijo a Maje que «diría que la llave se la había quitado yo, que ella no me la había dado».

Una vez en la cárcel de Picassent, donde ambos se encuentran desde enero de 2018, «vi la posibilidad se comunicarme con ella», a través de los compañeros de celda, porque «tenía dudas» sobre si las cartas podían o no ser intervenidas. Mantuvieron correspondencia hasta que un día «la vi unos instantes, hablamos y nos preguntamos como estábamos».

Sobre sus declaraciones contradictorias a lo largo de estos tres años, en las que primero señaló que era el único responsable -llevó a la Policía hasta el pozo en el que arrojó el arma del crimen- y más tarde cambió su declaración para implicar también a Maje, Salva ha aseverado que mintió «para protegerla». Sin embargo, y aunque nadie le presionó para que lo hiciera, tomó la decisión de confesar lo ocurrido porque «mi hija me decía que dijera la verdad» .El acusado ha concluido su declaración pidiendo perdón a la familia de Antonio y a la suya por lo ocurrido.