Diálogo entre Chillida y Oteiza en la Fundación Bancaja de Valencia

La selección, que brinda un "diálogo sin precedentes" entre ambos artistas, ha sido presentada este jueves por el comisario de la exposición, Javier González de Durana, y el presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón.

Hasta el próximo 6 de marzo se podrá contemplar la exposición 'Jorge Oteiza y Eduardo Chillida. Diálogo en los años 50 y 60'. El periodo escogido abarca una década "muy relevante en la trayectoria de ambos donde su relación fue de reconocimiento mutuo y reciprocidad", según ha explicado Alcón. En este sentido, González ha agregado que ambos artistas vivieron un "periodo de amistad muy íntima" marcada por "una complicidad en el arte, pero también en lo personal".

"Esta exposición no va de los años de distanciamiento entre ellos, va de los años de amistad", ha remarcado el comisario de la muestra, quien ha añadido que "ellos han podido estar distanciados, pero las obras de arte no se pelean".

El recorrido expositivo ofrece una conversación entre sus pensamientos estéticos y sus realizaciones escultóricas, revelando en pie de igualdad las metáforas paradigmáticas de Oteiza y las metonimias sintagmáticas de Chillida.

La exposición cuenta con cerca de 120 obras, entre papel y escultura, de las cuales en torno a 50 corresponden a Eduardo Chillida y unas 60 a Jorge Oteiza. Esta diferencia numérica que rompe con el precepto impuesto por el propio comisario de "absoluta igualdad" entre los artistas, se compensa con la magnitud y el tamaño de cada obra. "Están equilibrados, no en lo numérico, pero sí en la presencia", ha explicado González.

La selección de las obras se ha realizado desde una perspectiva cronológica y abarca el periodo entre 1948 y 1969. El inicio, en 1948, está marcado por dos viajes, "uno de ida y otro de regreso", cuando Oteiza regresa a España después de su larga estancia en Latinoamérica y a su vez Chillida se marcha a París con la voluntad de convertirse en escultor.

La colección concluye en 1969, fecha de culminación de la estatutaria del Santuario de Arantzazu por parte de Oteiza y la instalación de la primera gran obra pública de Chillida en Europa ante el edificio parisino de la Unesco.

La muestra "entremezcla deliberadamente" las obras de ambos artistas para que el propio visitante "intuya en qué se acercan y en qué se diferencian", según ha explicado González. Así, Oteiza destaca por una "obra racionalista, con un carácter más lógico, más científico", mientras que Chillida muestra su lado "más romántico, más individualista, juega con las fuerzas de la naturaleza, se aleja de los ángulos rectos y de la geometría, es más aéreo".

"Formalmente uno y otro se distancian mucho, tanto en el comienzo de ejecución de la sobras como en la formulación final. Sin embargo, las ideas que beben son muy parecidas: el espacio interior y exterior en las esculturas, la luz, lo espiritual, la sonoridad visual, la masa, el volumen y el vacío", ha puntualizado González y ha destacado que ambos artistas "comparten el interés por esas cuestiones".

Durante la presentación, Alcón ha admitido que la gestación y el desarrollo de la exposición fue "todo un reto", cuyo resultado "se ha convertido en un hito". "Ha sido una bella historia de posibles e imposibles", ha definido el presidente de la Fundación Bancaja y ha agregado que "entre lo posible y lo imposible, muchas veces solo dista la reflexión y el trabajo".

En este sentido, ambos han agradecido tanto al pueblo vasco como a las dos fundaciones legatarias de ambos artistas, la Fundación-Museo Jorge Oteiza (Alzuza, Navarra) y Chillida-Leku (Hernani, Gipuzkoa, Euskadi), quienes en un principio recibieron "con reticencias" la propuesta de elaborar una muestra conjunta, pero "tras mucho trabajo y reflexión", "fueron conscientes de que en este hito histórico no podían estar ausentes", ha explicado González.

Este acercamiento entre ambas fundaciones significa, en palabras del comisario, "una ocasión espléndida para aportar un valor inmaterial simbólico a la exposición de acercamiento y de conciliación, no de los artistas que ya no están pero sí de sus figuras históricas que han permanecido distanciadas durante muchos años".

Preguntado por la enemistad conocida entre ambos artistas y las razones que la motivaron, González ha respondido que las acusaciones que se pudieron cruzar, entre ellos y su entorno, de copia o plagio, le parecen "nimias y de poco calado" porque "todos estos artistas respiraban del espíritu de la época y todos se interesaban por las mismas cuestiones".

En este sentido, González ha puesto en valor el "mundo de la creatividad" donde "las ideas son libres y se mueven de uno a otro". "En el caso de Chillida y Oteiza, las ideas de uno van al otro y el otro las regurgita, las elabora y las suelta de una manera totalmente personal. Al final son obras personales", ha continuado.

"Lo creo que pasó es que el clima de bipolaridad social, política e ideológica que se vivía en el País Vasco instrumentalizó a ambos como puntas de lanza en el campo de la cultura para intereses no artísticos, para intereses de confrontación ideológica", ha agregado el comisario de la exposición.

No obstante, González ha reiterado que la muestra "gira sobre los años de la amistad, no de los años de la enemistad. Eso es otra exposición".

En esta línea, González ha admitido que "como vasco que es", "jamás" se le habría ocurrido esta idea y si se le hubiese ocurrido, "la hubiera descartado de inmediato".

"En el País Vasco somos todavía prisioneros, estamos todavía presos de los prejuicios de la historia que hemos vivido de enfrentamientos y confrontación", ha asegurado y ha agradecido que la idea haya surgido en Valencia, hecho que a su parecer "tiene mucho sentido", ya que "desde aquí no se ven las discrepancias del pueblo, se ve la obra de dos escultores maravillosos".