Callejero politizado

Seguro que muchos recuerdan los primeros meses del mandato de Colau: su medida más destacada fue retirar el busto del Rey Juan Carlos I del salón de Plenos del Ayuntamiento. Colau pasaba así de los escraches como activista a los escarnios como alcaldesa a la Corona. Por cierto, Colau debe cumplir la sentencia que le obliga a colocar el retrato del Rey Felipe VI en el salón de plenos, una exigencia que desde el Partido Popular hemos reclamado varias veces durante estos tres años, pero que la alcaldesa se ha negado a cumplir.

La gesticulación permanente de Colau le ha llevado a politizar el callejero y promover una «coronofobia» podemita en coincidencia con el independentismo. Muestra de ello es la eliminación de la plaza de Juan Carlos I, los Jardines del Príncipe de Girona, la plaza Hispanidad o la calle del Almirante Cervera, definido por la alcaldesa como un «facha» a pesar que el almirante falleció en 1909 y el fascismo surgió en 1918.

A la lista de calles eliminadas se sumará en breve la avenida de Borbón, otra muestra más del revanchismo y revisionismo de la aplicación de la llamada memoria histórica, que es la amnesia selectiva para recordar solo aquellas partes de la historia que más convienen a la izquierda más extrema y al independentismo.

Es necesaria más pluralidad en el callejero de Barcelona, ya que este se ha convertido en una herramienta al servicio de la causa republicana e independentista. Ahora, Colau no descarta dedicar una calle al 1 de Octubre para recordar el referéndum independentista. Sorprende que en cambio la alcaldesa no se haya pronunciado sobre mi petición de dedicarle una calle a Montserrat Caballé, como referente cultural y musical, además de barcelonesa universal que proyectó como nadie la imagen de Barcelona por el mundo y que merece este merecido homenaje de su ciudad.