Vivir en una «casa colmena» de Barcelona

La idea surge de Haibu 4.0, una «start-up» con profesionales de varios ámbitos, que pretende poner en marcha un alquiler de microespacios « no como vivienda, sino como una solución temporal a personas con problemas de habitabilidad », relata a ABC Eddie Wattenwil, uno de sus impulsores. Cada una de estas cápsulas tendría unas medidas de 1,2 metros de ancho y alto y 2,2 de fondo: contaría con electricidad, internet, estanterías y una mesa plegable, además de una cama de 80 centímetros de ancho. Su inquilino –gran avance–, podría poner los pies en el suelo –a diferencia de las camas nicho japonesas, en las que la superficie es exclusivamente para el colchón–.

Todo ello, con una puerta «plexi» opaca por la que podría entrar un poco de luz, que daría seguridad y privacidad a todo residente. Fuera de estas cuatro paredes, habría un office con microondas, un salón y baños y duchas comunitarias. La propuesta tendría un coste mensual de 200 euros y está pensada para colectivos con dificultades económicas o jóvenes estudiantes que tengan entre 25 y 45 años.

Aunque Haibu 4.0 estima poder dar cobijo a 38 personas que, como las abejas, vivan en grupo , lo cierto es que el proyecto está en una fase muy embrionaria. Cierto es que ya disponen de un local en el barrio de la Bordeta para instalar 14 habitáculos, que han empezado a vaciar para su nuevo uso, pero con el verano por en medio todavía no han solicitado los permisos pertinentes. Los impulsores prevén hacerlo a partir de la próxima semana.

A la espera de si llega cualquier petición de licencia, el Ayuntamiento ya ha mostrado sus claras reticencias a la iniciativa. La propia alcaldesa Ada Colau ha asegurado que estos espacios no pueden ser legales y que «no tienen cabida» en Barcelona y duda de que pudieran cumplir los requisitos mínimos de habitabilidad. El consistorio ha puesto además la web de Haibu 4.0 en conocimiento de los Mossos d’Esquadra para que investiguen si existe algún fraude al respecto.

«¿Vivienda indigna? Pueden llamarla como quieran, pero hemos investigado sobre el tema. Es más digno esto que vivir permanentemente en un ‘‘hostel’’ con una cortina como separación entre clientes, y esto es habitual. Nosotros solo queremos aportar un espacio en el que se pueda dormir decentemente», sentencia Wattenwil.