Las lagunas de la hipotética República catalana en seguridad y defensa

La política de defensa y seguridad en una hipotética República catalana se pone en cuestión por la falta de experiencia de los Mossos, y del hipotético cuerpo de defensa que debería crearse, en áreas ahora en manos de otros cuerpos y de las Fuerzas Armadas. De entrada, la supuesta República catalana no contaría ni con la Guardia Civil ni la Policía Nacional ni tampoco con el Ejército.

Al gobierno catalán parece no preocuparle y, de hecho, sus planes separatistas ya preparan el nuevo escenario: la Ley de Transitoriedad Jurídica y Fundacional, que pretendía trazar el camino a partir del 2 de octubre y que está anulada por el Tribunal Constitucional, ya deja constancia de la desaparición de las otras policías, aunque invita a sus miembros a integrarse en los Mossos.

Inmersos en sus planes de futuro, los independentistas también han debatido en más de una ocasión la posibilidad de crear un Ejército catalán. Por ejemplo, el presidente catalán, Carles Puigdemont, ha abogado por tener Ejército y una política de defensa homologable al de otros países, pero su segundo, el vicepresidente Oriol Junqueras, desde una óptica de izquierdas lo cuestiona.

Lo que ignoran claramente los líderes independentistas catalanes es la repercusión que podría tener para la seguridad de Cataluña independizarse. A pesar de los esfuerzos de la Generalitat por internacionalizar el proceso, las instituciones europeas ignoran el referéndum, sobre todo por el hecho de que se ha fraguado en un marco ilegal. Por ello, si no se reconoce la independencia de Cataluña, los Mossos tampoco serían contemplados como una fuerza de Estado y no podrían beneficiarse de la cooperación internacional policial como un cuerpo de Estado normal.

Por si esto fuera poco, a pesar de que la imagen de los Mossos ha cambiado de la noche a la mañana tras los trágicos atentados de agosto, muchos todavía tienen presentes sus decenas de polémicas. En su corta vida, para algunos demasiado rápida para que hayan conseguido la responsabilidad que tienen ahora, los Mossos acumulan llamativos escándalos, como denuncias de malos tratos en sus comisarías y actuaciones excesivamente contundentes .

El uso de pelotas de goma, que dejó sin un ojo a Ester Quintana durante una manifestación por la huelga general de noviembre de 2012, y sobre la que se llegaron a explicar cuatro versiones contradictorias, puso todas las miradas sobre el cuerpo. Su caso acabó finalmente aceptándose como un fallo de la policía catalana, que acabó prohibiendo las pelotas de goma en Cataluña.

El desalojo de la plaza Cataluña «okupada» por el colectivo de indignados en mayo de 2011, en las que fueron acusados de agresiones, o la muerte de Juan Andrés Benítez, un empresario barcelonés, tras ser retenido y golpeado por agentes en plena calle del Raval, en octubre de 2013, han sido otros de los episodios turbios.

Por si las controvertidas actuaciones policiales fueran pocas, la situación política catalana también ha ido empañando el trabajo de los Mossos y los gobiernos que han ido pasando por la Generalitat han tenido al cuerpo al servicio de sus intereses, cuyos agentes han denunciado en diversas ocasiones sentirse utilizados por la política.