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La eternidad en una partitura

Los Tallis Scholars estuvieron excelentemente acompañados por los miembros del Cor Jove de l'Orfeó Català, que ofrecieron una interpretación impecable y emotiva

Los Tallis Schollars PALAU DE LA MÚSICA

Pep Gorgori

En 2021 se cumplió medio milenio de la muerte de Josquin Desprez y, entre mascarillas, confinamientos, sustos y disgustos, no pudimos rendir el tributo merecido a uno de los compositores más fascinantes de la historia de la música . Los homenajes quedaron aplazados y, por fortuna, van a ir salpicando este 2022 y esperemos que algún año más, para recordarnos que el ser humano puede ser -y debería aspirar a serlo- algo mejor que lo que leemos cada día en la prensa.

El caso es que el aniversario de Josquin ha servido para que los Tallis Schollars volviesen a Barcelona con su director, Peter Phillips, a interpretar fragmentos de su misa 'Ave Maris Stella ' intercalados con obras de Tallis, Byrd, Allegri y Pärt. Dicho de otra manera, poco académica pero bastante gráfica: el maestro y sus discípulos, sin importar cuántas décadas (o siglos) separan al primero del resto.

Aun sin el Credo, la misa 'Ave Maris Stella' lució en todo su esplendor en las voces de los Tallis . Pasan los años y el sonido perdura: voces empastadas a más no poder, unísonos simplemente increíbles y un respeto impecable por el estilo siguen siendo las marcas de la casa. La presencia del canto llano en que se basa toda la composición fue subrayada con delicadeza por el director, cosa importante teniendo en cuenta que Josquin utilizó motivos derivados de aquella melodía con mayor profusión que en todos sus trabajos previos.

El diálogo con las obras de los herederos del compositor sirvió para poner de relieve su maestría e influencia. Entre ellas, el célebre 'Miserere' de Allegri, para el que Phillips dispuso nueve cantantes en diferentes puntos del Palau : el coro primero enmedio del escenario y el tenor que entonaba el canto llano, al fondo de este; los cuatro cantantes del coro segundo al fondo de la platea. Recalcó así la voluntad original de impresionar a los oyentes de la Capilla Sixtina, y lo logró, aunque a la soprano del segundo coro estuviese a punto de rompérsele la tercera repetición de ese mítico y sideral Do sobreagudo que inevitablemente incrusta la obra en el tímpano de cualquier persona sensible que la escuche por primera vez.

El plato final, inmejorable, fue esa divina locura en forma de motete que Tallis escribió sobre el texto 'Spem in allium', procedente del Libro de Judith. Un monumento del primer Renacimiento que, con su escritura para cuarenta voces, apunta al Barroco final. Aquí los Tallis Scholars estuvieron excelentemente acompañados por los miembros del Cor Jove de l'Orfeó Català, que ofrecieron una interpretación impecable y emotiva de la pieza .

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