Una orden de alejamiento impedirá que un fotógrafo se acerque a menos de 400 metros de Clara Chía

Así, explicaron que el reportero, con el objetivo de conseguir imágenes, habría accedido a un aparcamiento privado. No era algo excepcional, ya lo había hecho en otras ocasiones, desde septiembre de 2022, lo que había obligado a la pareja a modificar sus rutinas para tratar de darle esquinazo y evitar su persecución.

Este martes, 7 de junio, se celebró la vista en el juzgado, a la que acudieron tanto los denunciantes como el fotógrafo. También la Fiscalía, que apoyó la solicitud de una orden de alejamiento de Clara Chía, así como la prohibición de comunicarse con ella y sus familiares por cualquier medio. Petición que finalmente ha dictado el juez. En su auto, además, indica que los hechos denunciados podrían constituir «indicios de criminalidad» en la actuación del investigado.

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La resolución subraya que pese a que Piqué es mundialmente conocido por su profesión, no así su actual pareja. Además, recoge que, pese a que Martín se identifica reiteradamente como 'paparazzi', no es periodista. Una cuestión que el magistrado considera «relevante» ya que «pudieran estar en juego derechos fundamentales como la libertad de información, de expresión, de prensa», indica.

Así, recoge que para ejercer como tal, la ley -22/1985- exige estar en posesión de la titulación universitaria correspondiente. También hace referencia al código deontológico del Colegio de Periodistas de Cataluña sobre el derecho a la privacidad, y el de conciliar el derecho individual con el derecho a la información.

«Cabe pensar que quienes llevan a cabo la actividad de 'paparazzi' y cumplen con los demás requisitos previstos por la Ley estarán colegiados en el correspondiente Colegio Profesional de Periodistas. Si no es así –y eso es, como se ha dicho, la situación no negada por la defensa del investigado- resulta dudoso que su actividad pueda ser considerada 'estrictu sensu' como periodística y, por lo tanto, acompañada y protegida por los derechos fundamentales a que se ha hecho referencia», sostiene el auto.

El magistrado abunda en la cuestión al señalar que «aun cuando pueda ser discutible que la actividad del 'paparazzi' pueda considerarse como periodismo, lo cierto es que ni aquella ni esta, pueden generar un sufrimiento injustificable en terceros». Y así recoge lo expresado por Clara Chía sobre la angustia que ha supuesto para ella la persecución de Martí .

Un relato que ha ratificado el informe psicológico aportado como documental. No puede viajar en transporte público para ir a trabajar, o tampoco salir a comer con sus compañeros. También le resulta complicado poder encontrarse con su familia y amigos. Son «todas esas privaciones, la desaparición de lo que era su vida ordinaria, la que le produce ese intenso desasosiego que, según ella, le ha llevado incluso a considerar salidas extremas», recoge el juez.

Una situación que tanto ella como su pareja, apunta el auto, atribuyen al «comportamiento agresivo, agobiante, intrusivo y provocativo del denunciado». No al resto de la prensa, sostiene la resolución, ya que el mismo día de la vista, había una veintena de reporteros a la puerta de los juzgados.

Según el auto, Martín siguió y «vigiló de forma insistente y reiterada» a la pareja en agosto de 2022, cuando ambos acudieron a la boda de un amigo en una propiedad privada. También se plantó en varias ocasiones en casa de los padres de Clara. En marzo de este año, los siguió en coche, «a gran velocidad, interponiéndose en su camino para impedir el paso y captar una foto de la pareja». El pasado 4 de mayo, se coló en el garaje de su piso en Barcelona, también para hacerles foto. Ya lo había hecho meses antes.

Es más, fue el propio fotógrafo, según denunció la afectada, quien reveló su usuario de redes sociales -hasta entonces desconocido-, lo que provocó que la joven comenzara a sufrir insultos y amenazas por parte de seguidores de la expareja de Piqué. Por todo ello, el magistrado autoriza las medidas de protección, no antes de subrayar que el denunciado «vive de hacer fotos a famosos que éstos no consienten. Por lo que no habrá de perjudicarle en esa profesión más allá de lo mínimo imprescindible».

La orden de alejamiento es de 400 metros respecto al domicilio y lugar de trabajo de Clara Chía, pero esta se reducirá a 20 metros cuando ésta se encuentre en actos "sociales", precisa la resolución. Tampoco podrá comunicarse con ella por ningún medio. La duración de estas medidas será de tres meses. Contra el auto cabe recurso ante la Audiencia de Barcelona.